Vamos a estirar un poco las piernas por los alrededores en lo que termina el resto de comensales y ¡Bingo! Primer avistamiento de fauna autóctona… el Tucán. Durante el viaje iremos tachando día a día de nuestra lista imaginaria todos aquellos animales que deseamos ver dentro de su hábitat natural… viviendo por allí… conscientes de que los extraños en su tierra somos nosotros. Vaya diferencia entre verlos en un zoo y buscarlos dentro de la exagerada naturaleza de Costa Rica. Son libres y el azar es lo que te permite el privilegio de admirarlos. Ilusión y alegría es la mezcla de sensaciones que nos transmite la captura de su imagen.
Continuamos ruta y cambiamos de transporte para navegar el río en unas lanchas en las que no deseas llegar al destino porque la propia travesía por el río se convierte en destino.
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Las lanchas son abiertas, el aire se manifiesta en la cara, el agua salpica tu cuerpo y la visión es increíble. Puedes observar a los márgenes como se desarrolla la vida animal, vegetal y humana (más escasa).
Nos detenemos para tomar un refresco y de paso buscar cosas como arañas o lagartos. Si que hace calorcillo… si.
Continuamos por los canales del “Parque Nacional de Tortuguero”. La navegación es la única forma de llegar al pueblo de Tortuguero ya que no existen carreteras. Y navegando vemos el primer cocodrilo nadando tranquilamente, varios tipos de aves y una curiosa formación de 12 murciélagos alineados en el tronco de un árbol.
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Llegada al hotel “Pachira Lodge” (
http://www.pachiralodge.com/),cóctel de bienvenida y reparto de… Cabañas. Todo el territorio del hotel esta formado por caminos repletos de vegetación (y fauna) por los que se accede a la cabaña asignada. Un dato curioso es que las ventanas no tienen cristales, solo mosquitera. Dejamos las mochilas sintiéndonos exploradores de la jungla y vamos al embarcadero para visitar en la otra orilla el pueblo de Tortuguero. La agencia te avisa de que es necesario reservar ya las excursiones del día siguiente, pero preferimos ir al pueblo y buscar una empresa llamada “Mundo Natural Tours” de la que habíamos oído hablar en un foro. ¡Hicimos bien! Encontramos la casa de Mundo Natural y David, amabilísimo, nos indico el nombre de un guía local que nos podría llevar a ver el desove de las tortugas en la playa.
Al rato apareció nuestro guía Juan Vaca. Contratamos con él la excursión para ver el desove nocturno de las tortugas a mitad de precio que la agencia (30 dólares dos personas + 4 por transporte ida y vuelta) e incluso se ofreció a venir a buscarnos por la noche al embarcadero del hotel. Una vez realizado el pacto verbal dimos una vuelta por el pueblo y pudimos dar un paseo por la playa junto al mar Caribe. En este pueblecillo con cuatro casas de madera empezamos a darnos cuenta de la gran importancia que se da al turismo ecológico y al reciclaje.
Esperamos la barca que nos devolverá al hotel en un punto de encuentro fácilmente distinguible por la presencia de un gigantesco loro rojo pinchado en un palo. A las 18h Juan Vaca se acerco al hotel con su barca para indicarnos que nos había tocado el turno de las 20h en el intento de avistamiento de desove. Una vez te apuntas para la excursión se realiza un sorteo que divide a las personas en dos horarios (20 y 22h). Luego se asigna a cada guía un sector de la playa para que esperen la posible llegada de las tortugas. No te aseguran que vaya a venir alguna pero no puedes irte de Tortuguero sin haberlo intentado. Aprovechamos para cenar antes de ir y sorprendernos con el regalo que nos llevaron a la mesa en forma de piña espectacularmente decorada, degustación de la mejor PIÑA COLADA SIN ALCOHOL que hemos probado en nuestras vidas… inmejorable momento entre la perfección de la bebida y la vista nocturna del río.
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Nos vamos! Juan Vaca ha venido a buscarnos y subimos con él en una barquita sin luces durante un pequeño trayecto cruzando el río a toda velocidad superando el pensamiento de la posibilidad de volcar y morir devorado por los cocodrilos.
Que cosa más bonita cuando se vive el carpe diem y simplemente controlas tus emociones para disfrutar plenamente del momento. A nuestro grupo se uniría una pareja extranjera. En total 5 personas frente a los grupos de 20 que organizaba la agencia. Nos tocó el puesto 3 y en un rato no muy largo amenizado con la charla del señor Vaca nos avisaron de la aparición de tortugas en el puesto 19. Vamos raudos por un sendero paralelo a la playa (más o menos 2 kilómetros de caminata) con la luz de nuestras linternas (conviene llevar una) y una gran emoción por la incertidumbre de los hechos.
Para proteger el desove tienen un sistema muy organizado mediante el cual nadie más que los “ojeadores” puede acceder a la playa durante la noche. Estos avisan a los guías por radio indicándoles el lugar donde aparecen las tortugas, que no pueden ser fotografiadas ni filmadas, ni siquiera molestadas mientras suben por la playa al lugar donde depositarán los huevos cerca de la vegetación. Juan parece que es uno de los guías con más experiencia y el resto e incluso ojeadores le profesan un gran respeto.
Llegados al punto indicado entramos en la playa sin que los ojos se acostumbren del todo a la oscuridad, ya que ahora sólo se puede alumbrar con luces rojas que no perjudiquen el ritmo de la naturaleza. Caprichosa naturaleza, porque pudimos ver luciérnagas cual bombillas voladoras sobrevolando la playa y mezclándose con las siluetas que dibujaban los cuerpos de la gente en el horizonte.
Según avanzamos por la arena encontramos una tortuga dirigiéndose al mar y la seguimos a un metro con la sensación de que ella no tenía conocimiento de nuestra presencia. Esperamos unos minutos para que la tortuga que queremos ver acabe el agujero donde más tarde se producirá el milagro. Mientras, en el horizonte sobre el mar, se puede divisar una espectacular tormenta que cuentan que ocurre cada noche… precioso. ¡Atención! Ya podemos acercarnos y contemplar claramente desde la más absoluta cercanía como los huevos son expulsados del cuerpo de más de un metro de la tortuga hacia el agujero de la tierra. Tienen una apariencia y tamaño parecido al de huevos cocidos pelados y pondrá cerca de 150. Una vez depositados vimos como tapaba el hueco con gran habilidad y todo sucedió a menos de 2 metros de otra tortuga que en la oscuridad repetía el proceso. Decir que la experiencia fue emocionante es poco porque vives un momento tan mágico que aunque la oscuridad te oculta, algunos de los rayos de la tormenta e incluso la luna aparecen reflejados en furtivas lágrimas de emoción.
Satisfechos plenamente por la suerte inesperada nos dirigimos camino de vuelta al embarcadero para realizar otro intenso trayecto en la barca de Juan, no sin antes pactar con él la visita del día siguiente al “Parque Nacional de Tortuguero”.
Una vez en nuestra cabaña, desplegamos la artillería anti-bichos de la jungla: Relec para el cuerpo, OFF en el perímetro de la cama y Espirales en el centro del habitáculo. Parece exagerado pero conseguimos ganar la batalla a las picaduras durante nuestro viaje. El Relec lo llevamos desde España aunque no hay problemas para conseguir el resto de armamento allí. En una tienda de souvenirs de Tortuguero compramos el OFF (12 dólares) y las espirales (3 dólares).
5 de Septiembre 2008 – “Juan Vaca y el Chinche Hediondo”
Arriba a las 5 a.m. y primer desayuno. Vamos de ruta por los canales a la búsqueda de fauna en pleno apogeo aprovechando el menor calor del amanecer. Es increíble la destreza visual de los guías que consiguen ver desde la lejanía todo tipo de animales y aves. A cientos de metros y con la barca en movimiento el capitán ejecuta un brusco cambio de dirección que nos indica su avistamiento: aves agazapadas, iguanas sobre las ramas de los árboles, monos o un precioso lagarto Jesucristo (de los que corren sobre el agua) camuflado entre hojas de su idéntico color para el ojo del turista pero diferente tono para la visión de nuestro guía. Estuvimos un par de horitas recorriendo canales más estrechos y pudimos seguir un rato a una pareja de delfines adultos y otra de jóvenes río arriba. Es hora de ingerir el segundo desayuno y partir al encuentro de Juan Vaca.
En el hotel nos dejan gratuitamente las botas de goma de uso obligatorio para no llenarse de barro y evitar estropear una zona natural en la que se prohíbe salir de los caminos para su mejor conservación.
Juan Vaca nos fue desvelando secretos de los frutos comestibles junto con curiosidades de los nombres de las plantas y árboles. Hubo momentos divertidos como el del Chinche Hediondo que aplastó Juan sin querer sobre su cuello y nos impregno de un olor natural que el describía como “muy hediondo”. Momentos de asombro al ver las caprichosas formas y las gigantescas raíces de los árboles. Momentos de tensión al fotografiar una serpiente oropel venenosa de color amarillo irreal. Momentos de suma curiosidad al intentar averiguar el destino la interminable fila de hormigas transportadoras de trocitos de verdes hojas.
Entramos y salimos del Parque por el “Puesto Cuatro Esquinas” y recorrimos el llamado Sendero Gavilán que discurre en parte bordeando la playa. Finalizado el trayecto tomamos en el pueblo unos excelentes licuados de piña con leche y Juan nos llevo de nuevo al Embarcadero del Hotel justito para comer y salir a la segunda ruta del día por los canales, esta vez más dedicada a la flora que a la fauna. El cielo dejaba ver la posibilidad de algún chubasco aislado pero no imaginábamos que sería en el punto más alejado de la ruta, dentro de estrechos canales donde vimos algún cocodrilo nadando, montones de galápagos jugueteando cerca de la embarcación, monos, etc.
La tarde la pasamos viendo la lluvia desde la seguridad de la tierra firme y merodeando por los caminos del hotel hasta la hora de cenar. Es divertido caminar con la linterna desde tu cabaña hasta el comedor entre la verde y frondosa vegetación aunque no me divirtió tanto sentir que algo vivo pasaba rápidamente sobre mis botas cruzando el camino… ¡Pedazo de cangrejo! Podíamos habernos montado en él para llegar antes al comedor…
Info de Utilidad:
Guía + Entrada Parque Nacional de Tortuguero: 15 dolares/persona
Datos Guía Juan “Vaca”: Fishing Tour, Tourist Guide Expeditions to the park and Boat Ride. Tel. 2709-8021 , 8898-9472
6 de Septiembre 2008 – “4 x 4”
Tramo de enlace desde el hotel hasta el lugar donde recogeremos el coche. La vuelta por los canales nos sirve para continuar disfrutando de los monos, aves y… ¡Vaya Cocodrilo! Unos 5 metros de saurio tomando placidamente el sol sobre un tronco sin moverse (gracias a Dios…). No dejaré de insistir en la enorme diferencia entre ver un animal en un zoo y observarlo desde la fragilidad y cercanía de tu embarcación. Allí esta en absoluta libertad tal y como la naturaleza dicta y nosotros con la suerte de su encuentro.
¡Impresionante!
Desembarcamos y compramos un coco fresquito para calmar la sed y el “calorcito” que hace. Subimos al bus y después de unos 20 km de camino de arena cogemos la carretera que nos deja en Siquirres, en un Bar-Restaurante llamado “Caribbean Dish”, donde recogemos el coche con el que continuaremos el viaje. Se trata de un Daihatsu Bego 4x4 contratado con la agencia “Alamo” (
http://www.alamocostarica.com/) y al que por precaución le ampliamos al máximo el seguro básico añadiendo 15 dolares/día. El coche no nos dio ni un solo problema en todo el viaje y es un modelo estupendo con el único inconveniente de que el maletero es abierto, por lo que se ven las mochilas. Solución: no dejes nunca mochilas a la vista si aparcas en ciudades o caminos… no te pueden robar lo que no hay. Los tramos enlace debes andar pendiente del equipaje y en cuanto llegues al hotel lo dejas todo y a visitar cosas…
Cogimos la “32” hasta LIMON y de allí la “36” hasta el “Colon Caribe” (
http://www.coloncaribe.com/). El Hotel es precioso y esta distribuido también en cabañas independientes dentro de un bosque. Ofrece tours y actividades pero ya sabéis nuestro lema… Vamos a buscar por nuestra cuenta. Dejamos la mochila grande y continuamos por la 36 hasta CAHUITA, un pueblo con aire jamaicano con la misión de contratar para el día siguiente las actividades. Lo hacemos de la mano de “Roberto Tours” o “Aventuras Roberto” y nos decantamos por ellos por la estupenda explicación que nos da Andrés de la importancia del respeto a la naturaleza y lo esencial que es vivir la vida con la filosofía de la alegría. Acordamos por 90000 colones (unos 60 euros/persona): desayuno, tour Snorkel, caminata guiada por el Parque Natural y comida.
Atención, no dejéis de probar una especie de bizcocho de banana buenísimo llamado “Keke Banana”. De camino al hotel cenamos en un Soda fajitas de pollo, arroz con calamares y agua por 9700 colones. A dormir…
7 de Septiembre 2008 – “Snorkeleando... y más”
¡A las 5 arriba! Hemos quedado para desayunar en Roberto tours a las 6:30 y aprovechamos antes para ver el amanecer sobre la playa de Cahuita. Después de unas cuantas tostadas con café junto a un grupillo de extranjeros nos dan las primeras instrucciones sobre el snorkel y reparten el material.
En marcha hacia el embarcadero aprovechando para que Andrés, el guía, nos cuente cosas sobre la calidad de vida en Costa Rica o historias de tiburones (tema en el que parece bastante experto). La barca es un tanto rústica y el trayecto hasta el arrecife se nos hace especialmente placentero por la espectacularidad de los colores intensos donde predominan los azules del mar y el cielo y el verde de la vegetación en la playa.
El capitán es un chavalín serio y entregado que nos introduce con gran pericia en el lugar deseado para snorkelear. He de comentar que era mi primera experiencia con el snorkel. Todos se lanzaron al agua mientras yo descubría que mi mente no tiene una capacidad normal para ordenar a mi nariz que deje de respirar y le ceda ese trabajo a la boca. Mis fosas nasales seguían inspirando consiguiendo por un lado potenciar el efecto ventosa de las gafas y la casi expulsión de mis globos oculares fuera de las cuencas, y por otro esa falta súbita de aire me hacia abrir la boca y tragar líquidos marinos… Todo ello junto a mi poco índice de flotabilidad corporal, que hace que tienda a hundirme como un ancla a una velocidad de vértigo. Juro que a punto estuve de quedarme en la barca pero descubrí un invento basado en un flotadorcillo que te rodea el pecho y libera del esfuerzo de mantenerte a flote, con lo que te permite racionar mejor la respiración. Con calma logré introducir por fin mis gafas en el agua y ver maravillado los grupos de corales y peces de la zona. Seguro que hay lugares mucho más bonitos en el mundo para hacer snorkel pero ya sabéis lo especial que es la primera vez en todo. El solete nos dio de lo lindo porque no recomiendan llevar cremas para evitar contaminar los corales.
La barca nos dejó en Punta Cahuita (dentro del Parque Natural) para comenzar la ruta después de que Andrés trepara hábilmente a un cocotero y nos diera a probar el jugo del coco ¡Que rico! Nos despedimos del resto del grupo y comenzamos con otra pareja de ingleses la ruta por el parque. El camino es muy agradable de recorrer porque esta permanentemente acompañado por el mar y pudimos ver cangrejos, otro lagarto Jesucristo, monos, arañas y ¡Perezosos! ¡Que ilusión nos hizo verlos en las ramas de los árboles! A mitad de camino Andrés nos dejo con otro guía auténticamente autóctono que nos enseño como puedes sobrevivir en un bosque tropical comiendo termitas (se chupo un dedo, lo introdujo en un nido y se las zampo…). La ruta no tiene dificultad y de hecho la hicimos en bañador y chanclas. En zonas con barro existen pasarelas de madera que te hacen comodísimo el disfrute de la naturaleza.
Salimos del recinto por la zona de “Kelly Creek” junto al pueblo de Cahuita. El parque tiene libre acceso de 6 a 17h pero aceptan donativos para su conservación. Mientras esperábamos para que terminaran de preparar la comida no perdimos la oportunidad de ir a comprar unos trozos de piña cortaditos cerca de la playa (600 colones) ¡Que ricoooossss!
Es bonito verlas secando sus alas nada más convertirse en mariposa y es curioso el color inexplicablemente metálico del capullo de algunas especies, que se descubren transparentes una vez se va su huésped. Si tuviésemos que elegir una mariposa para reencarnarnos en otra vida seria sin duda la “Morpho”, de intenso azul metalizado solo apreciable durante su vuelo, ya que cuando se posa cierra las alas ocultando su belleza.
Comidita y nos vamos al “MARIPOSARIO” situado 200 metros al oeste de la entrada principal de Cahuita (9000 colones / 2 personas). No es muy grande pero como no había nadie la chica que lo cuidaba y su preciosa hijita nos dieron un montón de información sobre las mariposas. Pudimos ver todo el proceso desde que son gusanos hasta su nacimiento.
Dirección a Puerto Viejo de Talamanca paramos a visitar la Finca “La Isla’s Botanical Garden” (
www.greencoast.com/garden.htm). El caminito de entrada es una buena preparación para los que gusten de los rallyes off road pero después de un buen rato de conducir sobre grava somos recibidos amablemente y nos dan un plano para recorrer la finca a nuestro ritmo. Solos de nuevo podemos disfrutar del privilegio de ser los primeros en sorprender a un buen puñado de ranillas rojas venenosas o avistar entre los árboles un escurridizo agutí (parecido a un cruce entre conejo y ardilla).
La vegetación es espectacular sobre todo por el tamaño de las hojas de las plantas. Para acceder a una de las zonas tuvimos que abrir un vallado, cruzar un camino y entrar en otro… viviendo nuestra particular aventurilla porque la soledad agudiza tus sentidos y ¡que cantidad de ruidos se oyen en estos bosques! Terminada la ruta, el precio de la entrada (5 dólares / persona) incluía una degustación de frutas muy interesante. Nos sorprendió sobre todo el Duriam y el exquisito chocolate que fabricaban allí con el cacao de la zona (trajimos unas cuantas barritas y pimienta). Volvemos a recorrer el infierno de grava y llegamos a Puerto Viejo: bonito, típico, caribeño, tranquilo y relajado. Esta anocheciendo y vamos hacia el hotel parando a cenar en Cahuita en el “Pizzn’Love” .
De forma cuadrada, con el tamaño perfecto para satisfacer al más exigente y con un exquisito queso en cantidades que se acercan a la fantasía…nos las zampamos en unas mesitas al aire libre escuchando el mejor reggae que puedo imaginar… ¡PURA VIDA! Y a dormir…
8 de Septiembre 2008 – “La Plaga, La Catarata y El Volcán”
Arriba a las 5:15 para recorrer 300 kilómetros hasta La Fortuna. La ruta nos lleva por la 36 hasta Limón, de allí la 32 pasando por Liverpool, Siquirres, Guacimo y Guapiles hasta la desviación en Santa Clara por la 4. . Nos saltamos el desayuno del hotel para salir con más tiempo pero no perdonamos unos yogures líquidos que compramos en Cahuita para aguantar hasta el desayuno en la “Soda La Montaña” junto a la carretera (2400 colones). ¿Que pedimos? ¡Gallo Pinto! Al bajar del coche no nos percatamos, hasta que una de las camareras me agarro por el brazo para girarme y después de cesar mi resistencia ante tal petición, descubrimos que llevaba en la espalda a modo de mochila (por la posición y el tamaño) una langosta, grillo o macro-saltamontes a punto de tirarme al suelo y devorarme…!!!
La soda estaba llena de langostas enormes y con un puntito desagradable que hacían que el sabroso desayuno fuese ingerido más deprisa de lo recomendable. Las había verdes, marrones e incluso algunas transportaban a otras sobre sus lomos a modo de jinetillos… Imagínate ir al aseo en esas condiciones… venían volando a toda velocidad y paraban con el método denominado “de choque”, es decir, chocando con todo lo que pillaban aunque fuera humano… Seguimos la ruta!!!!
Llegamos al Hotel “Arenal Manoa” (http://www.arenalmanoa.com/) situado 7 kilómetros al oeste de La Fortuna y tras recorrer los 800 metros de arena, piedras, agujeros y cascotes que le separan de la carretera. Simplemente espectacular la visión del Volcán Arenal desde el Bungalow que nos sirve de habitación. Dejamos mochilas y vamos a comer a La Fortuna. Es recomendable y muy fácil conseguir planos turísticos de estas zonas en tiendas u hoteles, y son de gran utilidad para orientarte con rapidez. Conseguimos un plano genial en una especie de oficina de turismo frente a la gasolinera de la entrada a la ciudad y comimos en una casa de hospedaje (“Las Orquídeas”) que acababa de inaugurar esa semana y derrochaban amabilidad. En una mesita junto a dos peceras con pirañas degustamos un par de “Casados” (plato típico compuesto de varios ingredientes a elegir) con arroz, frijoles, carne y verduras. ¡Buenísimos! (5100 colones) acompañados de un botellón de agua fresquita para paliar el ligerillo calor que hacia.
Partimos hacia la Reserva ecológica “Catarata Río Fortuna” (www.arenaladifort.com), a la cual se accede pilotando el 4x4 sobre pistas de piedras de todos los tamaños y con cuestas en las que creíamos que el coche lo tendríamos que devolver a cachos… pero aguantó como un campeón los “X” kilómetros. No es fácil averiguar la distancia porque los carteles son como bromas… quedan 5… quedan 7… que pasaaaa!!!! Pero una cosa es cierta… vale la pena.
La entrada al parque nos costo 7400 colones y comienza por un puentecillo que te sumerge en una densa y exuberante vegetación. Caminando de pronto te encuentras con la visión de una especie de fondo de pantalla, de escena de película, de escenario de algún sueño selvático… que consiste en un primer plano de árboles y al fondo un espeso verde del que surge una catarata de 70 metros de altura. Para llegar a ella hay que bajar los 480 escalones que te separan de ese trozo de paraíso. Una vez allí y como poseídos por el espíritu de la catarata nos despojamos de la ropa y nos dimos uno de los baños que recordare con más intensidad en mi mente.
El agua tenia un color azulado y la fuerza de su caída te atraía hacia el lugar de impacto constante. Una vez secos, fuimos a ver anochecer en el lado norte del volcán, cerca de la localidad del Castillo. En esa zona es posible ver el rojo intenso de la lava descendiendo por las laderas. Junto a un puente encontramos gente con cámaras preparándose para el evento y percibimos que allí es el lugar perfecto para ver, oír y sentir al volcán despierto desde 1968. Anocheció poco a poco en una noche de cielo despejado y pudimos ver las lenguas de lava y las rocas incandescentes junto a la banda sonora del rumor de las explosiones.
Todavía maravillados por lo sucedido nos fuimos a La Fortuna a coger la cena y llevarla al Hotel convirtiendo en un cine al aire libre el porche del bungalow. La película podría haberse titulado “La magia hipnótica del Volcán Arenal” y por mi podría durar horas, siempre insuficientes para grabar con detalle en la mente una de esas imágenes que te esfuerzas en no olvidar.
Info de Utilidad:
http://www.arenal-online.com/ : web de utilidad sobre la zona de “La Fortuna”
9 de Septiembre 2008 – “Premio GALLO PINTO de Oro”
5:30 a.m. ¡Hora de levantarse! El día amanece claro y el volcán se vislumbra con gran nitidez, por lo que se aprecia estupendamente la columna de humo que surge de la boca de uno de los diez volcanes más activos del mundo. Desayunamos “Gallo Pintos” que ganan el premio al más exquisito desayuno de nuestro viaje. Madrugar era necesario para recorrer la interesante y abrupta ¿carretera? que nos llevaría al “Parque Nacional Volcán Arenal”. Llegamos justo cuando abrían el puesto de los guardaparques situado al oeste del volcán y tras abonar 11000 colones pudimos recorrer sus senderos con la soledad a la que nos gusta estar acostumbrados. Comenzamos por el “Sendero Heliconias” de 1 Km., que enlaza con los 2 Km. del “Sendero Coladas”. Toda la ruta permite introducirte en la naturaleza de manera absoluta, sintiéndote pequeñito comparado con la vegetación, y frágil por el casi constante rugir del Volcán.
Por el camino nos alegramos de haber traído las botas de trekking que facilitan en gran medida los desplazamientos por los senderos y rocas volcánicas. Encontramos un grupo de monos en las copas de los árboles, pero optamos por hacer caso a la recomendación de no estar mucho tiempo bajo el área de influencia de la posible lluvia de orín y heces.
Después de auto-propinarme un soberbio leñazo en la rodilla con una roca que no percibí al girarme con alegría, alcanzamos el punto donde por precaución se prohíbe acercarse más a la “zona caliente” y disfrutamos de impresionantes vistas del lago más grande de Costa Rica, el Lago Arenal. Vuelta a un ritmo ligerito y encuentro con los primeros turistas del día.
En ruta hacia la reserva biológica “Puentes Colgantes del Arenal” (www.puentescolgantes.com) donde por 22 dólares te sumerges en un recorrido de 3 km. de bosque húmedo tropical, cataratas, flora y fauna. El gustillo está en atravesar los espectaculares puentes que forman parte del camino y permiten observar desde la altura y el “movimiento” este precioso bosque (cerca de 100 metros tiene el puente de Tolomuco o el de la Catarata).
Regreso a “La Fortuna” a reponer fuerzas y decidimos intentar ir al “Río Celeste”. Habíamos visto una foto de la cascada de este río en la Lonely y merecía la pena intentar su visita. Se encuentra en el Parque Nacional Volcán Tenorio, en la provincia de Alajuela. Desde “La Fortuna” hay que dirigirse a la desviación no muy señalizada en “El Tanque” y continuar dirección noroeste hacia “San Rafael de Guatuso”. Una vez allí… ¡ni me hables! La carretera se convierte en un infierno de camino donde casi vas más rápido andando, la señalización es escasa y las indicaciones de la gente nos despistan hasta llevarnos a un puente de madera tan peligroso que parece una señal de que no es la ruta verdadera ¡Correcto! .
A punto de encontrarlo y… a punto de cerrar! No pudimos llegar con tiempo suficiente para recorrer el camino hasta la catarata y volver antes de que cerrasen la entrada ¡Vaya disgusto! Si queréis ver esta impresionante catarata os recomendamos hacerlo como primera actividad del día y preguntar cuantas veces necesitéis para no perder tanto tiempo por caminos equivocados. La Catarata no la vimos, pero en su búsqueda atravesamos el “Río Celeste” y por lo menos su visión nos consoló un poco.
Se pasa sobre él por un puente de tablones sueltos que no da mucha seguridad… incluso la primera vez, antes de pasar, esperamos a que viniera alguien para ver si se desplomaba. Al comprobar como aguantó el peso de una camioneta, cruzamos y aparcamos para hacer algunas fotos al precioso azul del agua. Hay dos teorías sobre su coloración. Una dice que es debida a la reacción química entre el carbonato de calcio y el azufre del Volcán Tenorio. La otra cuenta que Dios, luego de pintar el cielo en la Creación, lavó en este río sus pinceles.... ¡Me quedo con esta última! De vuelta al coche nos asalto una niña y su pequeña hermana para convencernos de que les comprásemos unos boletos de algún sorteo. No sabemos si nos tocó, pero la alegría de sus caras ya fué suficiente premio.
Cenamos unos burritos de carne mechada, frijoles y queso, protegidos de la lluvia en la soda “El Río” de La Fortuna. ¡Rico…Rico! Compramos provisiones para el día siguiente y a dormir…
10 de Septiembre 2008 – “Playas del Pacífico”
5:00 a.m. ¡Arriba! A pesar de lo rico del desayuno de ayer tenemos que salir temprano para otra etapa hacia “Rincón de la Vieja” en Guanacaste, así que bebemos unos yogures líquidos que habíamos comprado y en marcha… nos esperan unos 165 km. y sin tiempo fijo para recorrerlos.
Desde “La Fortuna” vamos al oeste (es buena idea llevar brújula además del mapa) por la 142 bordeando toda la orilla norte del Lago Arenal hasta “Tilaran”. Las vistas son espectaculares y obligan a detener el vehiculo de vez en cuando para disfrutar de ellas, o para dejar pasar unos elegantes caballos de colores blancos y marrones enlazados, o tomar unas fotos… o el segundo desayuno… ya sabes… ¡Gallo Pintos! Paramos sobre las 7 a.m. en la Soda “El Ciprés” y aparte de nuestro plato favorito degustamos unos macro-cafés de película. Atendían unas chicas majísimas que nos dieron información sobre la zona a la que nos dirigíamos y los mejores lugares para ver. ¡Marchando!
De Tilaran hasta “Cañas” por la 142 y de allí hacia “Liberia” por la Interamericana pasando por “Bagaces” y “Pijije”. El destino es el Hotel “Cañón de la Vieja Lodge” (
http://www.canyonlodgegte.com/ ) a 15 minutos de “Liberia”. De camino paramos a reponer gasolina, porque aunque el coche consume poco, debido al estado de los caminos y el constante uso de la primera y segunda marcha, se hace necesario el repostaje. Ningún problema en las gasolineras y pagamos con tarjeta visa, lo que permite no cambiar tanto dinero y las comisiones son mínimas. Pasando “Liberia”, hay que entrar en el camino rural a mano derecha que lleva al “Parque Nacional Rincón de La Vieja”, y poco después encuentras el hotel, compuesto de Cabañas de madera y otros servicios que no veremos en ese momento ya que aprovecharemos las horas de luz que quedan para ir a conocer algunos lugares más. Aún así nos dio tiempo a ver un quetzal, una preciosa ardilla gris de lomo negro bajando de un árbol .
Dirección “Liberia” y de allí por la 21 hasta el desvío cerca de “Comunidad”, coges la 151 y directo a las playas de “El Coco” y “Ocotal”. El paisaje se basa en las perfectas líneas de colores que dibujan las divisiones entre el azul del mar, el ocre de la arena, el verde intenso de la vegetación que linda con la playa y el cielo. Degustamos un coco en un puestecillo y después de ver la estupenda tienda de souvenirs “Sussy” (aprovecha y compra allí algunos detalles para los amigos porque encontrarás mejores precios que en otras zonas) volvemos al hotel deteniéndonos en Liberia en el centro comercial donde hay un supermercado llamado “Jumbo”. Es realmente interesante recorrer las estanterías y disfrutar viendo las diferentes comidas y bebidas que Costa Rica ofrece. Nos sorprende mucho la cantidad de alimentos ecológicos, light, sanos y ricos que tienen y ¡que baratos! Es hora de investigar por el hotel…y descubrir un camino tras las cabañas que lleva directo a un río encañonado entre paredes de rocas.
Muy bonito y tranquilo al igual que el bañito en la piscina, sólo perturbado a última hora por una espectacular tormenta eléctrica que expandía los rayos como raíces por el cielo, alargándose horizontalmente como si no quisieran tocar la tierra para seguir dibujando un precioso paisaje de luces. Tal y como estaba el tema decidimos no salir del hotel y cenar allí… ¡Error! La cena era bastante normalita y supercara (27 dólares) comparado con las sodas que encuentras en la zona.
Mientras charlábamos de estos temas nos sorprendía intermitentemente un ruido seco y semimusical como un politono de la naturaleza cuyo lugar de origen no identificamos hasta que la recepcionista al percatarse de nuestra curiosidad nos indicó su procedencia. Se trata de unos pequeños lagartos camuflados entre la madera del techo y las paredes, que deben ser habituales por estos lares pero emiten un sonido que parece provenir de animales de mucho mayor tamaño…no se que tal seria tenerlos como compañeros de habitación!!!! Nos cambiaron la cabaña y a dormir…
11 de Septiembre 2008 – “Rincón de la Vieja con CocaCola”
6 a.m. - ¡Quinto levanta! Como es temprano para el desayuno, vamos a recoger las bolsitas de pic-nic que encargamos anoche para llevárnoslas… y vaya acierto: un sándwich de atún y otro de jamón york con queso cheddar, zumo de pera y unas rodajas de piña natural... ñam, ñam! Recorremos unos 20 Km. de preparación al rally Dakar para llegar al puesto de guardaparques del “Parque Nacional Rincón de la Vieja”. En el trayecto pasas por una propiedad privada llamada “Hotel Hacienda Guachipelín” (¡no es coña!) y te exigen el pago de 2 dólares por el único hecho de dejarte cruzar sus tierras… ¡Buen negocio! Es curioso que en el hotel, contratar un guía y la entrada al parque costaba 75 dólares por persona, mientras que por libre la entrada son 6 o 10 dólares y con un planito que te proporcionan es muy fácil recorrer el parque.
Elegimos para empezar a calentar las patitas el sendero circular “Las Pailas” de 8 km. Estamos solos y nos sentimos uno con la naturaleza porque podemos elegir el ritmo de nuestra visita, deteniéndonos a curiosear los caprichosos troncos de los gigantescos árboles o acelerando el ritmo ilusionados por el sonido y el olor a azufre que precede a las charcas de lodo hirviente (pailas). Atravesamos alguno de los 32 ríos y arroyos que nacen en su interior mediante puentes colgantes o saltando sobre piedras estratégicamente colocadas; nos impresiona la cantidad de tonalidades verdes que se dan cita en los árboles, la vegetación y los líquenes que camuflan los troncos e incluso las piedras.
Saludamos a un bicho llamado “Pizote” de larga cola y hocico que olisqueaba el suelo en busca de comida sin asustarse con nuestra presencia; vimos pasearse temerosa una “Guatuza” de pequeña cola y pelaje pardo rojizo; nos ensimismamos con la visión de una cascada que se ensanchaba a medida que descendía por multitud de escalones naturales; sentimos de cerca el calor y el olor sulfúreo de las fumarolas; admiramos la capacidad de la naturaleza para autodefenderse como en el caso de árboles con troncos cubiertos de púas protectoras; los caminos se convierten en gruesas raíces tubulares de aspecto vivo que se entrelazan y juegan entrando y saliendo de la tierra caprichosamente; y finalmente volvemos a la zona de inicio donde puedes elegir que nueva ruta disfrutar.
Escogimos la ”Catarata La Cangreja” de 5 km serpenteantes que sorprenden por los constantes cambios de paisajes, atravesando espesos bosques y abiertos pastizales. El camino es largo y el cielo empieza a llamar a las nubes, pero nuestro ritmo es bueno por lo que conseguimos llegar a la catarata. Únicamente nos encontramos un grupo de turistas que no lo estaban pasando muy bien por la relativa dificultad de la ruta, por ello no recomendaría a los viajeros que no tengan una buena forma física que hicieran esta senda. Por supuesto que el paisaje vale la pena pero no si para admirarlo supone un sufrimiento como el de esas personas. La catarata impacta en una pequeña laguna donde nos refrescamos maravillados por el intenso azul que adopta el agua por las sales de cobre que hay en ellas.
RECOMENDACIÓN: La Catarata de la Fortuna (ver día 8 de Septiembre) tiene una aproximación menos dura, visualmente es más espectacular y es fácil descender por las piedras para disfrutar de un reconfortante bañito. Por lo que, excepto que seas un entusiasta del trekking o senderismo, te recomendamos ir a la Fortuna.
De retorno al coche el agua que llevábamos empezó a escasear. Hace mucho que no os comento cosas sobre el “calorcillo” y el “sudorcillo”, y de camino a la entrada agotamos la última ración del líquido elemento. Vaya sed, vaya nubecillas, vaya pedazo de caminata y por fin la salida y junto al coche una especie de espejismo en forma de casita–bar con todo tipo de bebidas refrescantes y “fresquísimas”.
Vamos al coche porque comienza a chispear tímidamente al principio y torrencialmente más tarde. El camino se convierte en barrizal y de pronto encontramos un montón de vehículos parados bajo la lluvia. La fuerza del agua había arrastrado un trozo de carretera y tuvimos que esperar cerca de una hora hasta que repararon la emergencia con una excavadora rellenando el hueco. Aún así pasamos con gran precaución hundiendo las ruedas en el barro y guiados por un lugareño que nos indicaba desde el exterior hacia donde girar para no quedar atascados. Conseguido, pusimos dirección a “Liberia” no sin antes cruzarnos con un nutrido grupo de caballos mojados. Como ya no llovía pensamos en dar una vuelta de reconocimiento por esta ciudad capital de la región de Guanacaste, que cuenta incluso con un aeropuerto internacional. Sin embargo no es especialmente bonita ni cuenta con grandes atractivos turísticos por lo que decidimos pasar por el burguer y llevarnos al hotel unos “SteakHouse” para degustarlos en los asientos de madera del porche de nuestra cabaña. Antes de la cena y para abrir boca nos dimos un remojón en la piscina hasta que el cielo se cubrió de rayos horizontales. El espectáculo natural que allí denominan “Rayería” era impresionante pero preferimos verlo fuera de la piscina, no sea que alguno de los rayos decidiera verticalizarse . A dormir….
12 de Septiembre 2008 – “Monteverde: el cielo tras el purgatorio”
4:30 a.m. ¡Arriba! Hoy nos ponemos en ruta con dirección sur-este por la Interamericana con la intención de llegar a Monteverde. El trayecto es de una belleza impresionante y en muchas ocasiones parece ¿Holanda? con sus vacas blanqui-negras pastando en prados de verde intenso junto con armónicas montañas llenas de plantaciones y, de vez en cuando, otra raza de vacas parecida a las indias con joroba y largas orejas.
Desde Liberia pasamos por Pijije y Bagaces para salirnos en Cañas por la 142 hasta Tilaran. Nos detuvimos en el restaurante “El Trapiche” para desayunar.
Este establecimiento cuenta con una pequeña tienda de recuerdos donde conseguimos una guía gratuita de la zona que nos fue de mucha utilidad y en el interior nos hicieron gracia un par de máquinas recreativas (pin-ball y HappyBall).
En la puerta tienen una colorida “Carreta Costarricense” decorada con motivos típicos (la carreta fue declarada Símbolo Nacional de Costa Rica en 1988 y Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad por la
UNESCO en el 2005. Simboliza el trabajo, la cultura y la Paz). Continuamos hasta la intersección con la 145… y allí… es donde… se han equivocado… y aunque llaman a la carretera la 145… a mi no me engañan… porque sé que realmente se llama la 666 y es la carretera del ¡Infierno! Prepárate porque lo que te espera son unos 35 Km. de grava, piedras, cascotes, rocas, arena, socavones, cuestas, rampas, etc., etc. Y lo curioso es que si haces como nosotros y aprovechas toda la luz solar moviéndote de un sitio a otro con tiempo… comprenderás que la mejor opción para amenizar el recorrido es partirte de risa cada salto del coche y cada agujero que salvas. ¡Que risas!
Puedes invertir unas 2 horas y media en cruzar el purgatorio… y digo “Purgatorio” con total uso de mis facultades… porque lo que te espera al otro lado… cuando de pronto en la entrada del pueblo la grava se convierte en asfalto… es “El Cielo”!!!!! El pueblo de Santa Elena y la colonia cuáquera de Monteverde se encuentran entre dos bosques nubosos y constituyen un punto esencial de ecoturismo sostenible en Costa Rica, y para conservar esta belleza natural las comunidades locales se reunieron e impidieron el asfaltado del purgatorio, frenando en cierta medida la afluencia masiva de turistas. Si quieres ir al cielo… tienes que currártelo!!! Nos alojamos en el hotel “El Establo” (http://www.hotelelestablo.com/) del que no podemos decir más que cosas buenas. La verdad es que por problemas logísticos en las reservas, nuestro hotel (Heliconia) estaba lleno y nos instalaron en una “Honey Moon Room” de “El Establo”. Vaya vistas desde la habitación…Nos vamos andando hacia el pueblo después de conseguir en el hotel un planillo e informarnos de algunas opciones para comparar precios. Fuimos primero a un “ Jardín de Orquídeas ”
(http://www.monteverdeorchidgarden.com/)
en el que nuestro guía particular nos enseñó un montón de curiosidades y anécdotas de estas preciosidades. Tienen 400 tipos de orquídeas y entre ellas la más pequeña del mundo. Nos pareció muy interesante pero lo más impactante sucedió al final del recorrido… junto a la puerta de salida. Allí, en una diminuta macetita, tenían unas plantas carnívoras de las que parecen una boca con afilados dientes y Álvaro nos enseñó cómo reaccionaba al tocarla con un palito en las dos partes interiores de la “boquita”… Menudo salto de sorpresa dimos cuando cerró sus fauces a una velocidad vertiginosa!!!!
Luego fuimos al serpentario que nos pilla de camino al Hotel (http://www.skyadventures.travel/Monteverde_En/Snake_Tour.html)
Salimos y caminando un poco más pasamos por la cafetería-librería “Chunches” y recordamos haberla visto recomendada en la Lonely. Es un local donde por un lado puedes encontrar montones de libros de Costa Rica, material de papelería o láminas de arte, y por otro, subiendo unas escaleritas tienes una cafetería casera con libros a tu alrededor y zona wifi… a eso añádele unos gigantescos cafés con un bizcocho de avena y otro de plátano y puedes crear un momento “Cielo”.
Vamos a dar una vuelta para contratar actividades y recorremos parte de este pueblo lleno de vida y actividad turística y comercial. Entramos en una empresa llamada “Hotel & Info Center Camino Verde” (http://www.exploringmonteverde.com/) que organiza tours y vende billetes de autobús. Mañana no queremos mover el coche para relajarnos un poco además de no gastar gasolina, ya que en Monteverde no hay gasolineras y aunque tenemos medio depósito no queremos sorpresitas. No obstante en caso de urgencia es posible que os vendan algo de combustible en algunos hoteles que utilizan furgonetas para el transporte interno de los clientes. El señor que nos atendió fue de una amabilidad tan extrema que creo que no era humano… no puede ser. Nos ayudó a planear todas las visitas combinándolas con una oferta de actividades en pack vista previamente en otra agencia. Cogimos un tour nocturno, el bus para Santa Elena y la entrada a Selvatura y organizamos allí mismo los transportes de un sitio a otro, llamando incluso a algunos de los lugares para conseguir que nos trasladaran a los siguientes sin coste añadido. Cruzando la calle entramos en la otra agencia y cogimos el pack que incluía, la Reserva de Santa Elena y el SkyTrek con foto recuerdo y almuerzo.
Subimos la cuestecilla que nos lleva al Establo con intención de untarnos de relec y esperar a que vengan a buscarnos a las 16:45 para llevarnos al tour nocturno. Son las 16:45… 17… 17:15… llamo a la agencia a ver que pasa: ¡pura vida! No debemos preocuparnos… ¡Que pura casualidad encontrarnos a unas amigas en este lugar del mundo…! 17:30… aparece una furgo… baja la ventanilla… ¿sois los del tour nocturno? Si, ¿como se llaman las personas que busca? No me lo han dicho… pero no creo que haya muchas parejas en este hotel esperando un tour nocturno… ¡Adentro!.Es de noche, está comenzando a llover bastante, de pronto el vehiculo se detiene bajo la lluvia porque en el camino embarrado ha caído un pedrolo del tamaño de un ser humanoide e impide el tránsito.
Toca esperar a que lo retiren y nos lleven a un sitio internado en el bosque donde una tienda de campaña hace de base para el jefe de operaciones.
Llamo a la agencia y les pido una solución al lío. Nos ofrecen dejarlo para mañana o ponernos un guía privado para nosotros a las 19h (con lo que nos perderíamos la cena que iba incluida con el hotel). Optamos por el guía privado y nos sorprende la buena predisposición a la hora de buscar una solución, aunque ello les suponga tener que dejar de ganar dinero para satisfacer al cliente ¡Chapeau!
Corriendo vamos al restaurante y les contamos la película… ¡No hay problema! Enseguida nos prepararán unos estupendos sándwiches con patatas y fruta. En ello llega un Patrol y mientras uno recoge la cena el otro pregunta al chofer para asegurarnos, pero nos dice un nombre raro, “El tour de Camacho”, y no tenemos ni idea de ese nombre. Para verificarlo nos lleva a un hotel escondido desde donde le han contratado y nos dicen que allí llaman de esa manera al tour… me da igual porque lo que queremos es salir ya y vivos!
Aparece nuestro guía Christian en una moto y, después de darnos alguna indicación y unas linternas, nos adentramos en el oscuro bosque con la suerte de que ha dejado de llover. Increíble la habilidad de Christian para localizar espectaculares insectos sobre las hojas o para reconocer los más diversos sonidos del bosque. Sus explicaciones estaban llenas de datos interesantísimos y su entusiasmo y amor por la naturaleza era absolutamente contagioso. Nos enseñó cómo imitando a un insecto en un tronco conseguía que saliese de un agujero una enorme, peluda y anaranjada tarántula.
La caminata de 2 horas se nos pasó en una exhalación y con gran pena tuvimos que finalizar nuestra aventura con linternas, agradeciendo a Christian la manera en que nos transmitió la pasión por la naturaleza y parte de sus amplios conocimientos.
Un taxi nos esperaba para devolvernos al hotel y disfrutar de la primera noche en el paraíso…
13 de Septiembre 2008 – “Monteverde: el Paraíso en el Cielo”
5:15h - ¡Pura Vida! Vamos andando hasta la puerta del “Hotel Camino Verde” porque allí se coge el autobús hacia la Reserva de Santa Elena (www.reservasantaelena.org ) y el señor de la agencia nos ayuda a identificar fácilmente el bus correcto. Existen dos posibilidades para visitar bosques nubosos: La reserva de Monteverde y la de Santa Elena.
Aunque la primera acapara la mayoría de las visitas turísticas, la segunda opción es mucho menos visitada, más económica, con senderos sin asfaltar y con los mismos o más atractivos naturales. Que más se puede pedir… pues llegar justo cuando abren, descubrir que recorreremos los húmedos bosques en absoluta soledad humana y ser acompañados durante gran parte del recorrido por “Charlie” (un Pecari parecido a un jabalí) que se empeñaba en hacerse con nuestra bolsa de refrigerios. Elegimos el camino llamado “Caño Negro” (4.5 km.) y descubrimos una vegetación bastante diferente a la de los bosques del Caribe. Durante la primera parte del sendero una neblina permanente asimilaba la experiencia a las leyendas de bosques mágicos y con vida propia. Hay que ir con chubasquero porque la humedad es altísima y pobre de ti si algún insecto te confunde con una flor polinizable y te ronda las orejitas durante una hora… ¡te lo digo por experiencia! Los troncos de los árboles se cubren de musgos y líquenes como queriendo impedir que sus marrones rompan la armonía entre los verdes y los chillones colores de las flores. Unas tres horas de placer visual y sensitivo finalizaron con un merecido desayuno de huevos revueltos y empanadillas de carne, junto a un camino sembrado de comederos de colibríes dispuestos a dejarse fotografiar cual orgullosos minimodelos de la perfección aeronáutica.
Continuamos andando hasta la cercana “Selvatura” (www.selvatura.com) donde habíamos reservado entrada para ver una exposición llamada “Joyas del Bosque Lluvioso”. Se trata de una de las exposiciones privadas de insectos más grande del mundo y de nuevo pudimos contar con un guía para nosotros dos que nos explico multitud de anécdotas del mundo de la entomología. Además la exposición es conocida por la original y artística manera de mostrar los insectos, mariposas y demás bichos. Tras la visita cogimos el trasporte contratado hasta el cercano SkyTrek (www.skyadventures.travel/index_Es/index.html). En todo Costa Rica es posible probar la actividad del Canopy, consistente en deslizarte por tirolinas situadas en plataformas de gran altura; sin embargo nosotros solo teníamos tiempo de probar una y decidimos hacerlo en esta, porque aunque un poco más cara, cuenta con 11 plataformas y es el único que tiene un sistema de frenado accionado por los monitores (en los otros te dan un guante para que aprietes el cable y te frenes tu mismo).
Algunas tirolinas alcanzan los 130 metros de altura pasando sobre los árboles y otras tienen hasta ¡770 metros! de longitud. Entramos en el turno de las 11:30 con otra pareja y después de subir a la zona de plataformas en un teleférico llamado “SkyTram” hicimos el recorrido aéreo disfrutando de nuevas sensaciones, gritando todo lo que quisimos y admirando desde otra perspectiva la brutal belleza de Costa Rica. El lugar también ofrece el “SkyWalk” que consiste en andar sobre puentes colgantes, pero ya teníamos una experiencia parecida en el Arenal, así que pasamos al tema alimenticio. Como el pack de actividades incluía la comida disfrutamos de un plato de pollo con arroz, frijoles y plátano asado regado con Cola Light mientras comentábamos la buena suerte que estábamos teniendo con el tiempo, porque fue sentarnos a comer y caer una tromba de agua. De hecho era casi como un reloj y a eso de las 13 o 14 horas solía caer todos los días agua para regalar. Por ello, para aprovechar más los días, es recomendable madrugar a tope y acompañarte siempre de un buen chubasquero que ocupe poco en la mochila.
A las 14h cogemos el transporte al pueblo y cumplimos lo prometido… ¡volvemos a la librería “Chunches”! Imagina otro momento “Cielo” con supercafés, bizcocho de avena celestial y la lluvia en el exterior…No sé el tiempo que pasamos allí con el aroma del líquido negro, el sabor del bollo y el curioseo entre los libros y detalles…Cuando cesó un poco la lluvia volvimos al hotel y dejamos que anocheciese visitando la piscina rodeada de niebla hasta la hora de ir andando al “Ranario” (http://www.ranario.com/) y hacer un tour guiado por los diversos terrarios que imitan el hábitat de estos seres tan simpáticos.
Se recomienda ir por la noche porque las ranas tienen mucha más actividad que durante el día y además es muy divertido intentar localizarlas con las linternas. Nos tocó en un grupo numeroso de gente y decidimos ir adelantándonos a los terrarios siguientes para buscar tranquilamente a los anfibios de esos ecosistemas. No te pierdas el último expositor donde se halla la Agalychnis callidryas o “rana de ojos rojos” con sus vistosos colores y conocida por ser una de las más fotografiadas del mundo. De vuelta al hotel en taxi (1000 colones / 1.5 euros) para cenar sopa de tortillas, lasaña con vegetales, ternera en salsa, fruta, tarta de queso y cafetito… ¡A dormir!
14 de Septiembre 2008 – “El Relax de Guanacaste”
5:30 h – ¡Pura Vida! Recogemos mochilas y bajamos a desayunar unos impactantes Gallopintos para coger fuerzas y abandonar el Paraíso pasando de nuevo por el Purgatorio. Pero esta vez preguntamos sobre las posibilidades ruteras y nos recomendaron ir por otra carretera que aunque obligaba a hacer más kilómetros nos ahorraría tiempo por el ¿mejor? estado del camino. Salimos por la misma vía de entrada pero en “Dos de Tilaran” nos vamos al sur por la 145 hacia “Juntas” y de allí a la Interamericana.
Os recomendamos totalmente este acceso porque se hace más llevadero y el paisaje es sencillamente precioso, aunque no creas que por ello te librarás de un par de horitas…Noroeste por la Interamericana pasando por Cañas y Bagaces hasta el desvió por la 21 en Liberia. De allí a “Guardia” y cogemos hacia el norte al Golfo de Papagayo con destino al ultimo hotel: el Allegro Papagayo (
www.occidentalhotels.com/allegro/Papagayo.asp).
Vamos a recoger las llaves de la habitación. Este hotel es de los que están llenos de turistas en régimen de todo incluido y a pesar de sus espectaculares piscinas e instalaciones nos decepcionó el ambiente de gorroneo y copicheo que se respiraba. Por ello fuimos a buscar opciones para no pasar demasiado tiempo arriesgándonos a contagiarnos de la enfermedad de la “Resortitis” y nos enteramos de que por las mañanas un barquito de la empresa “Charlie’s Adventures” llevaba al que quería gratuitamente a un playa cercana y te cedían material de snorkel, etc. Visitamos un poco la playa del hotel donde los monos vienen a conseguir comida y vemos por los jardines unos lagartos de dimensiones más que respetables que campan a sus anchas por el recinto. Cena y a la cama….
15 de Septiembre 2008 – “Aventuras en el Pacífico I”
Desayunamos en el buffet unos… ¡Acertaste! Gallopintos. Arrocito con frijolillos, salchichas, una tortilla francesa a la carta y una especie de tostadas francesas mega-gruesas impregnadas en leche. ¡Ahí queda eso!
A las 9 sale el barquito al que accedemos en una lancha desde la playa. Es curioso pero somos poquísimas las personas que vamos a disfrutar de esta actividad comparado con el mogollón de peña que se queda ampliando el desayuno con cócteles y remojones piscinales…
El barco nos lleva a una playa preciosa y vacía, con tumbonas y hamacas, un puestecillo con material de aventuras gratuito y una especie de chiringuito entre la vegetación con otro buffet libre… A lo mejor nos hemos dormido en el barco y estamos soñando… pero por si acaso vamos rápidamente a coger los bártulos del snorkel y nos dirigimos hacia una curva donde desaparece la arena y la vegetación se funde con el mar.
Como es más difícil perder una canoa nos decidimos por ella introduciéndonos en el mar para navegar por las calmadas aguas (al tratarse de un Golfo no hay prácticamente oleaje) hasta desembarcar en otra playa desierta y sentirnos como robinsones explorando el entorno. De vuelta vimos como un extraño (para nosotros) bicho se tiró al agua desde la orilla y se alejo nadando. Parecía una nutria pero quien sabe….Dejamos la canoa y fuimos al chiringuito a tomar Cocacolas y cocinarnos riquísimos perritos calientes con guacamole y cebolla, un platito de nachos y otro con piña natural y papaya. Estábamos rodeados de vegetación teniendo siempre a la vista animales como lagartos, una iguana negra que había perdido la cola y le estaba creciendo un apéndice, y un par de pizotes que se perseguían e incluso uno de ellos se acercaba para que le diéramos de comer plátano o papaya. Menuda habilidad la de estos bichos para trepar por los árboles y pasar de una a otra rama. Sobre las 14 regresamos al hotel a comer y… si ¡Diluvió! . Ese día tocaba la Trattoria con comida italiana: sopa de tomate con picatostes y pesto y de segundo raviolis arraviata… ¡Madre de Dios! Cómo picaban. Lo que más nos sorprendió fue el excelente servicio que ofrecía el personal del restaurante, tanto que al no llevar suficiente propina fuimos a la habitación y volvimos para entregarla gustosamente. En Costa Rica cuando dices “gracias” ellos siempre contestan “con gusto” y es un ejemplo perfecto de la predisposición que tienen a ayudarte en todo lo que puedan.
16 de Septiembre 2008 – “Aventuras en el Pacífico II”
Desayuno en el riquísimo bufett del hotel y en ruta a la playa de Brasilito. Vamos a “Guardia” para coger la 21 y pasar por “Filadelfia” hasta llegar a “Belen” donde entras en la 155 y de allí al desvío en “Huacas” hacia las playas.
Ya más tranquilos pudimos apreciar la belleza de la playa de Brasilito sobre todo porque está muy poco urbanizada la zona y a 2 kilómetros se encuentra la playa “Conchal”, que es según las guías la más bonita del país… pues hay que verlo! No se podía acceder a ella en coche ya que en breve el mar cubriría el acceso, así que dejamos el vehículo en una zona junto a la playa al cuidado de un gorrilla costarricense y fuimos paseando. Increíble la belleza de esta playa que recorrimos de un extremo a otro quedándonos en una zona de rocas y agua cristalina que permitía ver claramente los millones de trocitos de conchas que hacen las veces de arena y dan nombre al lugar. Tienes que controlar las abundantes sensaciones placenteras para evitar que la pena se vuelva en tu contra a la hora de irte. De vuelta al hotel a tiempo para comer y echar un partidillo de vóley en la piscina. Tarde de relax y disfrute tomando unas exquisitas bebidas sin alcohol llamadas “Banana Bongie”… esto se acaba….
17 de Septiembre 2008 – “El retorno”
El día se presenta en la carretera porque debemos volver por la Interamericana hasta el Aeropuerto Internacional Juan Santamaría. En teoría esta carretera no tiene ninguna dificultad por lo que al ir con tiempo nos desviamos un poco a ver Puntarenas, aunque casualmente estaba en fiestas y era un caos. Voy a resumiros el retorno: lluvias casi torrenciales gran parte del camino, atascos en las carreteras al pasar por las zonas montañosas, policías a la caza de multas o de “acuerdos privados” con ellos, y en un momento de intensa lluvia nos toca el cruce más complicado de Costa Rica con semáforos estropeados. Repostamos gasolina y entregamos el coche con unas ganas increíbles de dejar de conducir (ese día) después de haber recorrido un total de 1745 kilómetros durante el viaje. En el trayecto al aeropuerto nos enteramos por el conductor del significado de unos dibujos que encuentras por todas las carreteras de Costa Rica, consistentes en un corazón con un circulo encima: indican el lugar donde alguien falleció.
A modo de resumen os diremos que el viaje ha sido increíble en muchos aspectos: visual y sensitivamente es una maravilla constante en cuanto a los paisajes y la naturaleza; las gentes son estupendas, accesibles y educadas; la fauna es interesantísima y abundante; el ecoturismo nos ha impresionado en cuanto a la enorme conciencia que tienen sus habitantes del gran patrimonio natural que hay en su país… en fin, ya sabes:
“No llores por que se acabó, sonríe porque sucedió”
¡PURA VIDA!
Todas las fotos de este viaje aqui: Fotos de Costa Rica