Japón, el pais del sol naciente.

Publicado en domingo, 12 de abril de 2009 por Luisouax

La dificultad del idioma, el largo vuelo, la seriedad de sus gentes, el precio elevado del alojamiento, comida y servicios…
Puede que hayas escuchado muchas veces esas ideas que circulan sobre Japón y te hicieran desistir en la intención de conocer esta zona del mundo. Pues bien, ¡Ya no tienes excusa! Porque a través de este diario vamos a destruir todos y cada uno de los mitos y leyendas que demoran tu paso por Japón y haremos que cambies la pregunta ¿debería ir a Japón? por ¿cuándo voy a Japón?
¡Yoi tabi o! (¡Buen viaje!)






DIAS PREVIOS – “Preparativos”
La decisión de conocer Japón la tomamos definitivamente al conseguir una oferta de vuelo que nos cuadraba con las fechas de que disponíamos. Después de adquirir los billetes comenzamos la preparación del viaje, para lo que reunimos información desde los siguientes frentes:

-Documentales recomendados:

CUADERNOS de JAPÓN: 01 - Sushi y Sashimi; 02 - Te y Sake; 03 - Geishas y Lolitas; 04 - Posadas y Viajeros; 05 - Templos y Peregrinos; 06 - Volcanes y Jardines
JAPANLAND: 01 - Samurai Suburbano; 02 - Tierra de Espíritus; 03 - Dioses de Montaña y Hombres de Negocios.






-Bibliografía:
1. Lonely Planet Japón
2. “Japonés, guía de conversación y diccionario” (Pons)
3. Folletos conseguidos en FITUR (gracias Javi) y solicitados a la Oficina Nacional de Turismo Japonés de Francia (nos los enviaron por correo en español). Os citamos los más interesantes:
· Guías Manuales “Bienvenido a Tokio” en español: en forma de librito o de plano estas utilísimas guías son una ayuda estupenda para llevar siempre a mano, ya que contienen planos del metro y líneas férreas, mapas por zonas con detalles sobre los lugares de interés, guía de jardines, informaciones prácticas, descuentos en entradas, etc. Las puedes encontrar en muchos sitios de Japón y son gratuitas (aunque algunos hoteles quieran cobrarte por ellas)
· Folleto “Descubra Tokio
· Folleto de “Fuji, Hakone, Kamakura, Nikko
· “Pequeña Guía de Japón”

-Internet:
Entre la ingente cantidad de páginas, blogs, diarios, etc., destacamos:
· http://webdetermico.googlepages.com/Japon.html
· http://www.yes-tokio.es/
· http://www.tourism.metro.tokyo.jp/spanish/tourists/spot/index_spot.html
· http://www.viajeajapon.com/
· http://www.ungatonipon.com/
· http://www.tokyometro.jp/global/en/index.html

Tras localizar el Hotel y hacer una estimación previa de gastos cambiamos las divisas en España, porque el cambio a yenes no era más favorable allí (1 euro = 113 yen).

Organizamos las dos mochilas que nos servirán de único equipaje y es hora de ir a buscar todo aquello visto y disfrutado desde los libros, películas y fotografías!!!!





DIA 1 – Yokoso Japón” (Bienvenido a Japón)
· Autobús Valladolid / Madrid (4:15 a.m.)
· Vuelo con KLM Madrid / Ámsterdam (10:30 a.m.)
· Vuelo con KLM Ámsterdam / Tokyo Narita (15:15 p.m.)
El vuelo con KLM fue perfecto en cuanto a cumplimiento de horarios y nos permitió conocer el aeropuerto de Ámsterdam con sus tiendas y restaurantes a pleno rendimiento. Ya destino a Tokyo comienzas a sentir el ambiente japonés al recibir toallitas húmedas para limpiarte las manos antes de degustar el menú aéreo con palillos…





Llegamos al aeropuerto de Narita a las 10:35 a.m. hora local después de añadir las ocho horas de diferencia respecto a España y realizamos sin apenas esperas los trámites de entrada (fotografía, toma de huellas dactilares y control de pasaporte). Directos al centro de información turística allí ubicado para coger planos y folletos de los destinos previstos en el viaje. Salas despejadas, ausencia de esperas y amabilidad extrema… ¿Seguro que esto es Japón? Adquirimos los billetes del tren de la línea “Kensei”, con salida a las 11:20 a.m. (1920 yen), que nos dejaría en una hora en Ueno, la zona donde reservamos por Internet el hotel. Antes de subirnos compramos la Tarjeta PASMO en unas máquinas expendedoras que se encuentran repartidas por casi todas las estaciones de trenes y terminales de autobuses, y permiten viajar en numerosos transportes (metro, algunas líneas de trenes, bus) e incluso comprar en máquinas de vending y determinados comercios. También existe una tarjeta llamada SUICA de similares características, pero la PASMO se adaptaba perfectamente a nuestras necesidades de desplazamiento. Sólo puede usarse por una persona, tienen un periodo de validez de 10 años (por lo que nos servirá para un futuro viaje a Japón) y se adquieren por 2000 yen de los cuales 500 son un depósito reembolsable si la devuelves. Cuando entras en el metro la acercas al lector de los controles de acceso y te marca el saldo actual. A la salida vuelves a acercarla y te retira automáticamente el coste de tu trayecto indicando el saldo restante. Las puedes recargar por ti mismo de forma muy sencilla en los cajeros habilitados al efecto eligiendo el idioma en ingles (aunque con la práctica podrás hacerlo directamente en japonés!!). No nos cansaremos de repetir el buen invento que es esta tarjeta evitando colas innecesarias para adquirir los billetes de los transportes y facilitando enormemente los desplazamientos.

Ya en la estación de Ueno, tras un cómodo viaje con el tren prácticamente vacío, nos fijamos en las máquinas de vending que abundan por todos los rincones y me sorprende ver que se tienen, junto a los refrescos, bebidas de aminoácidos y BCAA. Probamos un te y vivimos por segunda vez la experiencia de trasladarnos al hotel caminando por las calles, porque habíamos podido hacerlo por primera vez a través de los ojos de Google Earth frente al ordenador…; y allí estábamos repitiendo escenas y comprobando como los avances tecnológicos ayudan a conocer los más lejanos lugares pero no consiguen todavía que podamos sentir su realidad, su frío, sus sonidos y sus olores. De camino al hotel pasamos por el Parque de Ueno y empezamos a comprobar como se mezclan armoniosamente en esta ciudad los edificios, los parques y los templos. Sin detenernos demasiado, excepto para contemplar los dibujos que hacen un par de pintores con la imagen de un templo rodeado de agua, llegamos al Hotel Edoya donde estableceremos nuestra base para conocer Tokyo .

El Hotel cuenta con habitaciones tipo Ryokan, es decir, duermes sobre un futón colocado en el suelo o tatami. Es una perfecta forma de integrarte con la cultura local aunque por supuesto que tienes miles de hoteles de corte occidental. Los zapatos los dejas en la entrada de la habitación y te proporcionan el Yukata o Kimono, con su cinturón y calcetines de dedo gordo independiente, para que pasees a tus anchas por las instalaciones, subas a los tradicionales baños a cielo abierto, compruebes tus correos en el hall con Wifi, tomes el te en la sala destinada a ello o simplemente disfrutes en la habitación de este atuendo que te recuerda que estas muy lejos de tus raíces…


Los empleados del Edoya son amables y correctos y el precio incluye el desayuno y la libre consumición de café o infusiones que puedes prepararte tu mismo junto a la recepción. Proporcionan unos interesantes planos y fotocopias de las rutas desde allí hasta los lugares de mayor interés, tanto en Tokyo como en los alrededores. Admiten el pago con tarjeta y tiene una localización muy buena a nuestro entender, pues la zona es tranquila y tan segura como todo Japón, y además cuenta a escasos minutos con varias estaciones de metro (YUSHIMA - CHIYODA LINE, SUEHIROCHO - GINZA LINE, OCHANOMIZU - JR LINE, OKACHIMACHI - JR LINE) desde donde moverte a todas las áreas de la ciudad. Sin pausa dejamos las mochilas en la habitación y mandamos desde el hall los mails de confirmación de llegada para dirigirnos a la estación de OCHANOMIZU. Durante el paseo empieza a sorprendernos la enorme capacidad de los japoneses para economizar espacio, apilando las bicicletas en aparcamientos que cuentan con un sistema de railes y alturas, y aparcando los coches en lugares anexos a las casas que parecen hechos a medida de ese modelo, como si el propietario de la vivienda hubiese sabido al construir su casa el coche que compraría. De hecho, para comprar un coche en Japón se requiere disponer de plaza de aparcamiento. Es normal ver varios tipos de aparcamientos de coches:
· Estructuras elevadas en el exterior donde el usuario deja el coche en una especie de ascensor que lo deposita en el lugar asignado. Recogen un ticket y cuando quieren retirarlo solo tiene que introducirlo y una máquina le devolverá su vehículo.
· Plazas de parking individuales que se elevan para dejar sitio a otro coche debajo.
· Aparcamientos Subterráneos donde el propietario deja el coche en una plataforma que lo introduce mediante un robot en su correspondiente plaza.




Ya vemos la estación mientras cruzamos un puente desde donde se divisa el tren junto a una lengua de agua… pero antes de subir probaremos el primer “Ramen” (y creo que mi último) en un restaurante cercano. Si los restaurantes no tienen carta en inglés deberás guiarte por la visión de las fotos de los diferentes platos o por las maquetas de los mismos que abundan a las puertas de los establecimientos. El “Ramen” es una sopa de fideos de trigo sazonada con salsa de soja y aderezada con carne, pescado o verduras. Es común acompañarla con cerdo hervido, pasta de pescado .

Naruto (si, como el personaje manga), brotes de bambú y vegetales. Se cree que la palabra “ramen” nace por la forma artesanal de elaboración de estos fideos; es decir, de la unión de los caracteres chinos "ra" (estirar) y "men" (fideo). Puedes encontrar esta receta en la mayoría de establecimientos de comida rápida y en puestos ambulantes, siendo uno de los platos más económicos de la cocina japonesa. A la hora de pedirlo se añade a la base de fideos algún acompañamiento a tu elección, como huevo hervido, menma o shinachiku (encurtido de tronco de bambú), nori, wakame, rebanadas de cerdo, chashū negi (cebollín), naruto y verduras hervidas.
En el caso presente un error en el calculo me hizo pedirlo de pescado y algo picante…y no estuvo nada mal porque me alimente varias veces durante ese día con el mismo ramen, ya que se me repetía de vez en cuando para que volviera a degustarlo en mi boquita!!! Alimentados pusimos rumbo al distrito de SHINJUKU. Su estación es la de mayor transito de pasajeros ¡del mundo!, alrededor de 2 millones al día…Cuenta con tres salidas principales y decenas de secundarias que la comunican con oficinas, grandes almacenes y accesos al exterior. En cuanto sales a la calle te encuentras con una imagen de película futurista donde los edificios se visten de vivos colores, carteles y pantallas gigantes. Los coches que circulan son de gama alta y brillo irreal, y un policía cabalga a lomos de una Honda VFR convenientemente tuneada para sus fines a ese lado de la ley.






Topamos con el “Templo Taisoji” que, aunque cerrado, nos permite ver su exterior de madera oscura y noble, sus estatuas sagradas y un pequeño típico cementerio. Entramos en la zona de los rascacielos y tras reorientarnos localizamos justo a tiempo el edificio del Gobierno Metropolitano de Tokyo (TOCHO). Digo justo a tiempo porque lo ideal es acudir allí cuando el sol empieza a caer y se divisa el espectáculo que interpretan las luces de la ciudad al iluminar la gigantesca extensión de esta urbe. Consta de dos torres gemelas que dependiendo del día de la semana o fiestas locales se alternan respecto a su apertura al público. Tuvimos suerte de que ese día se pudiese subir a la torre sur considerada como la de visión más interesante. La entrada es gratuita por lo que sólo tienes que sorprenderte de la amplitud de la sala por donde se entra, dejar que inspeccionen la mochila, subir en el ascensor hasta el piso 45 a 202 metros de altura y recorrer sus grandes ventanales que prácticamente dan la vuelta a toda la visión de la ciudad. Hacemos tiempo observando los más diversos artilugios que venden las tiendecillas situadas junto a una elegante cafetería y nos explican como decoran sus móviles. Es una moda que se puede ver en multitud de sitios y consiste en elegir fundas y pegatinas de todas las formas y colores para personalizar el móvil a tu gusto.
Estrenamos nuestra Lonely con el primer sello, porque en muchos templos, estaciones de trenes, jardines e incluso en el aeropuerto puedes encontrar mesitas con sellos de cada lugar para llevarte como recuerdo. Aunque existen muchos observatorios en los que se debe pagar entrada o consumir en su restaurante, nos pareció estupendo este edificio, no sólo por ser de libre acceso, sino porque en la planta baja existe otra sucursal de Información Turística con multitud de mapas y folletos; de hecho planeamos esta visita el primer día para completar pequeños detalles de nuestras posteriores aventuras. Dejamos que anocheciera contemplando como la franja naranja del horizonte imprimía a las imágenes un tono preciosamente apocalíptico mientras al fondo parecía intuirse el Monte Fuji (FujiSan) y en escasos minutos el sol cedió la iluminación a los rascacielos, farolas y luces de los vehículos. Paseamos por la zona desplazándonos hasta la calle “eléctrica” plagada de luces y tiendas de electrónica que ocupan los bajos de los edificios con sólo subir unas persianas. ¡Hambre! No estaría mal probar un McDonals japonés… pues allá vamos… marchando una rica hamburguesa de pollo Teriyaki en la planta alta del local con vistas a las luces. De retorno al hotel nos metimos en una sala de juegos donde se mezclan máquinas para conseguir todo tipo de figuras manga y anime (pillándolas con esas pinzas-grúa que vemos en las ferias), videojuegos espectaculares, diversiones interactivas como tocar tambores al ritmo que te marca la pantalla, etc. Sorprende encontrar sumergidos en el pequeño caos de luces y sonidos de estos locales a gente de toda condición: jóvenes, señoras, caballeros trajeados…
En el hotel, mientras el cafetito del hall ayudaba a enviar algún que otro mail con las primeras fotos, decidimos no desaprovechar el increíble sol que se preveía para el día siguiente, por lo que… cambio de planes: madrugar y partir hacia “KAMAKURA”…
Konban Wa…. (Buenas noches)






DIA 2 - “KAMAKURA


Estación de OCHANOMIZU y directos a la TOKYO STATION desde donde parte el tren JR YOKOSUKA LINE hacia KITA-KAMAKURA (780 yen). En menos de una hora estamos en este pueblo costero de la prefectura de Kanagawa, capital política y administrativa de Japón del año 1192 al 1333. La parada de KAMAKURA STATION se sitúa en el centro del pueblo, pero si bajas en KITA-KAMAKURA podrás iniciar un estupendo paseo por el bosque encontrando templos, santuarios, estatuas y monumentos llegando hasta el Gran Buda.







Muy cerca de la estación localizamos el templo principal de la secta de Rikai de Budismo Zen, el “Templo ENGAKUJI” fundado por Hojo Tokimune en el año 1282. Tuvimos que esperar unos minutos porque llegamos a sus puertas a las 7:55 a.m., y una amable y tradicionalmente vestida señora nos dejo pasar cuando aún estaban barriendo la arena sobrante del suelo y alisando las huellas que los viajeros tanto deseamos formar. Estábamos completamente solos recorriendo el extenso territorio que comprende esta zona y disfrutando de la calma que se respiraba. Sobrias construcciones de madera adornadas con cerezos en flor, estatuillas con ofrendas en forma de monedas en sus manitas, postales vivas perfectamente dibujadas con estanques, árboles y templos. Ascendiendo unas escaleras que se inician en un pequeño tori descubrimos la gran campana del templo (declarada tesoro nacional) en lo alto de una colina junto a una casa de té. En un instante el paisaje te hace un guiño para que lo disfrutes pero, como una sorpresa inesperada, se levanta en el horizonte el FujiSan con la cumbre nevada y sabes que acabas de tachar en tu mente una de las cosas que tenías pendiente en tu periplo por Japón… ¡precioso!
Hay situaciones en la vida en las que lo conseguido por otras personas puede estremecer tu corazón, y en este caso me refiero a la consecución de una meta interna. En un recinto encontramos dos maestros del difícil arte de la Arquería, uno practicaba en el interior de una habitación abierta mediante un gran ventanal a escasos metros de nosotros y el otro apuntaba inmóvil su flecha hacia una diana situada en los jardines, esperando que se disparase hacia el objetivo o hacia si mismo. Ambos parecen no percatarse de lo que a su alrededor sucede y nos demuestran la conexión que hay entre la arquería y el Budismo Zen. Para ellos no se trata de una técnica de combate sino de un enfrentamiento consigo mismo, donde no se busca un logro exterior. En la doctrina del tiro con arco, cuando la cuerda esta estirada, el arco encierra el universo y dicen que el extremo superior el arco perfora el cielo y en el inferior está suspendida, con un hilo de seda, la tierra. Los arqueros se encuentran en medio. Su objetivo es lograr un relajamiento físico y psíquico que libere el espíritu de todas las ataduras por la perdida total del Yo. Su concentración en la respiración desvanece los estímulos exteriores y cuando lo único que saben y sienten es que respiran, intuyen que son capaces de lo posible y lo imposible.
Súbitamente el arquero permite que la flecha corte el aire con un estallido inicial seguido de un silbido que parece llegarle al corazón, y sin importarle el destino, pasea en su busca por el jardín con la apariencia de que había aprendido algo más sobre si mismo y la existencia.






Salimos del área y cruzamos las vías del tren para continuar el recorrido que tan bien había comenzado. La buena apariencia de una cafetería llamada “Pooch” nos sedujo a entrar y probar un desayuno de humanos… ya que este lugar permite llevar a tu perro y que almuerce contigo disponiendo de carta propia con diversas modalidades de comida para mascotas. Junto a los asientos existen cables con enganches en forma de hueso donde fijas el collar de tu amiguito. Los perros no sé muy bien como comerán, pero nosotros nos animamos a probar las tartas que hacían en una impecable cocina a la vista de los clientes. Expresso y café con leche acompañados de porciones de deliciosas tartas caseras (manzana con hojaldre y clafouti de cerezas escoltadas por bolas de helado de nata). ¡¡Delicioso!! Nos pareció curioso que en las terrazas exteriores dejan en las sillas, sin ningún peligro de robo, mantitas que disimulan el frescor de la mañana.
Caminando y curioseando llegamos al Templo “TOKEI JI”, conocido por ser el lugar donde antes del periodo Meiji se refugiaban las esposas maltratadas que deseaban divorciarse. Para las mujeres, al contrario que para los hombres, era muy difícil hacerlo. Sin embargo quedándose en “TOKEI JI” tres años podían conseguirlo oficialmente. Destaca el camino central bordeado por preciosos cerezos en flor.






La siguiente parada fue el Templo de “JOCHI JI” en el que vimos las tres estatuas de madera de Nyorai, paseamos entre jardines y probamos las fuentes típicas de manivela. No se me ocurrió otra cosa que investigar un agujero excavado en la roca del tamaño de un reducido humano, para lo cual contaba con la lucecilla del flash-linterna de la cámara. Los primeros metros te parecen divertidos pero en breve te das cuenta de que no lo seria tanto acabar devorado por uno de los múltiples bichos de las películas de terror orientales que de seguro se crían en esos lugares. Al final mi haz de luz y sus 30 centímetros de luminosidad dieron con una pared pero en mi retorno no dejaba de pensar que los seres terroríficos también corren por los techos… Así que ¡Deprisa al exterior! Y después de esta experiencia, lógicamente había que pasar por el aseo y aquí creo que es conveniente contar un invento japonés para el ahorro de agua que nos fascinó. En los lugares más recónditos puedes encontrar mecanismos que hacen más eficiente el consumo del agua. Las cisternas de los inodoros cuentan con un lavabo instalado directamente sobre ella (como en este caso) o alejado pero conectado al mismo (caso de nuestro hotel). Cuando accionas el mecanismo para desalojar los fluidos corporales, se pone en marcha automáticamente el lavabo, y el agua con la que te lavas sirve para llenar de nuevo el depósito y ser reutilizada en la próxima operación. ¡Ingenioso! ¡Sencillo! ¡Simple! ¿Como es que nadie lo ha traído a España todavía?





Junto a este templo parte “La ruta del Daibutsu” recomendada (y con razón) por la Lonely. Te introduces en el bosque y encuentras el “Santuario de “Kuzuharagaoka-jinja”, la estatua de “Minamoto no yoritomo” (fundador del gobierno de Kamakura) y una máquina de vending en un cruce del camino junto a una cabina de teléfono con sus guías dentro... todo ello impecablemente cuidado. Esta oportunidad de reponer líquidos no puede desaprovecharse y como todavía no he aprendido bien el japonés nos la jugamos con lo que parecía otra bebida de te… pero no lo era!!! Os la recomiendo si alguna vez habéis querido beber algo con sabor a ¿“kikos”?, pero si no es así… es posible que esta delicia te produzca una reacción inversa y cree en tu mente una sensación de sed desproporcionada. Pensé que se me pasaría, pero el efecto puede durar un día entero… aunque si algo bueno tiene es que me anuló el sabor del “Ramen” de pescado de ayer…
Templo de “ZENIARAI-BENTEN” a la vista… o por lo menos la entrada horadada en la roca. A través de un túnel te transportas a otra época en uno de lo santuarios que ejemplariza la fusión del budismo y el shintoismo. Es conocido como el santuario del “Lavado de Dinero” porque se dice que el dinero allí lavado se duplica. Construido por Minamoto Yoritomo (el de la estatua anterior a mi sed por agua de kikos…) después de soñar que debía hacerlo para que el país alcanzara la paz. Se dedicó a “Benten”, una diosa budista relacionada con las serpientes, porque el sueño sucedió el día de la serpiente, en el mes de la serpiente del año de la serpiente.
Tras cruzar el túnel y atravesar algunos arcos toris aparecimos junto a una fuente donde lavan unas colegialas sus manos y bocas según el ritual. Nos unimos a esta costumbre y recorremos el enclave idílico y atemporal donde se mezclan ofrendas, tablillas con deseos, quemadores de incienso, vegetación, riachuelos y peces. Antes de abandonar el lugar no podemos dejar de visitar el manantial y lavar unas monedas que guardamos como recuerdo de especial importancia.














Continuando ya fuera del bosque caminamos por unas carreterillas rodeadas de singulares casas (algunas recuerdan a las construcciones típicas de países nórdicos). Siguiendo el plano y las indicaciones atravesamos un túnel abierto al tráfico y sentimos que cada vez esta más cerca algo grande… muy grande… la segunda estatua de Buda más grande de Japón: El “DAIBUTSU”. Mide 11 metros, pesa 850 toneladas y esta forjada en bronce. Se encuentra en los terrenos del templo de “Kotokuin”, fue construida en 1252 y estaba dentro de un salón hasta 1495 cuando las olas de un tsunami destruyeron los salones del templo y la desplazaron 900 metros hasta su posición actual.
La estatua de por si es impresionante pero aún más es verla en un día tan esplendido como el que la suerte nos deparó. ¡Zas! Otro tachón en nuestra lista mental de maravillas que queríamos sentir cerca después de haberlas visto tantas veces en esos reportajes de viajes…; Sacamos en una máquina de vending un par de deliciosos helados y continuamos…






No muy lejos del Gran Buda, se llega a través de callecillas un poco más comerciales, al templo de “HASEDERA”, famoso por las estatuas de Jizo, guardián de las almas de los niños fallecidos y patrón de los viajeros. Alberga una estatua de 10 metros en madera dorada de la diosa de la piedad y misericordia ”Kannon” (no tiene nada que ver con mi cámara…). Los jardines están llenos de curiosas estatuillas dispuestas como pequeños ejércitos e incluso muchas de ellas vestidas con llamativas prendas y gorros rojos. Contrasta el tamaño de las mini-figurillas que se encuentran en cavidades dentro de la roca y el de las estatuas de tamaño de una persona y forma de risueños niños cabezones con sus manos unidas. Desde lo alto de una terraza se divisan bonitas vistas de la costa de Kamakura y de allí nos fuimos a la estación de Hase para tomar el tren “Enoden” (nos sirvió la tarjeta PASMO) que nos llevaría rápidamente a la estación de Kamakura, de donde parte el autobús 36 hacia el próximo destino. En los autobuses entras por la puerta central y efectúas el mismo proceso que en el metro acercando la PASMO al lector.


Cuando llega tu parada avanzas y sales por la puerta situada junto al conductor, volviendo a usar la tarjeta. De esta manera te cobran solo por el trayecto efectivo. En nuestro caso fue curioso porque queríamos bajar lo más cerca posible del templo de “HOKOKUJI” y no sabíamos exactamente la parada, por lo que me acerqué al conductor enmascarado y le indique con el planillo la zona en cuestión (no hablaba inglés). Como el amable hombre no se hacia entender, me indico gestualmente que no nos quedáramos lejos y nos avisaría en el momento de bajarnos. En dos o tres paradas el buen señor dudó de si mismo y no se le ocurrió otra cosa que preguntar por megafonía a todo el bus cual era la parada mas cercana!!! En lugar de vergüenza sentimos una especie de alegría, por esa amabilidad que para los japoneses es tan normal y para nosotros ligeramente especial. Cada parada el conductor nos miraba por el espejo y murmurando movía su mano como si quisiera espantar una mosca de su nariz… eso significa: “todavía no tenéis que bajar”. Con todo el autobús pendiente de nosotros llego el momento de la despedida, entre sonrisas y agradecimientos, para caminar un poco hasta el templo de “HOKOKUJI”. Al margen de sus preciosos jardines, lo que nos decidió a buscar este lugar fueron unas fotos y videos que vimos de un bosque de bambú, y ciertamente vale la pena pasear por el entorno del templo y acceder por unas escaleritas a un paraje de leyenda…; puedes sumergirte entre gruesos troncos de bambú y pasear con la sensación de que en cualquier momento saltará un guerrero samurai en el camino… parece un decorado de película… pero date cuenta de que realmente estas viviendo la película de tu propia vida y en la nuestra ya tenemos la escena del bosque de bambú!!





De retorno cogimos el autobús 23 y decidimos parar en el lugar en el que nos sorprendió un gran Tori rojo delante de una avenida con estanques. Se trataba del Santuario “Hachimangu Tsurugaoka” construido en 1191 y consagrado al Dios de la Guerra. Al final del camino y subiendo una escalinata se llega al santuario principal de estilo Edo, y es una delicia girar la mirada y ver el colorista entorno desde la altura donde se mezclan los rojos de las construcciones, el azul del cielo y el vivo rosa de los cerezos en flor. Merece también la pena acercarse a ver las grandes estructuras de madera que albergan en perfecto orden barriles de sake decorados con los más variados motivos, ya que para los japoneses esta bebida tiene también un sentido espiritual, siendo ofrecido a los dioses en barriles y bebido como parte de rituales de purificación shintoístas. En Japón se denomina “Sake” a las bebidas alcohólicas en general mientras que nosotros conocemos como “Sake” a un licor obtenido del arroz.





Aunque vimos varios “Rickshaw”, volvimos hacia la estación andando. La palabra “Rickshaw” deriva del japonés “jinrikisha” y viene a significar “carruaje cuya fuerza la constituye un hombre”. Estos ligeros vehículos de dos ruedas hacen las veces de taxi pero preferimos curiosear por las tiendecillas y alimentarnos con unas ricas bolas de colores rellenas de algo…y ya junto a la estación recorrimos la rectilínea calle “Komachi” llena de comercios, alimentos (probamos una especie de croquetas crujientes) y totoros…
Cuando viajas te das cuenta de que el tiempo da mucho de si y recordando todo lo hecho, nos percatamos de que aunque tomando típicos tentempiés, no nos llegamos a sentar a comer en todo el día. Merendamos en el “Beck’s Coffe” de la estación un solamente correcto sándwich y de vuelta a Tokyo…



AKIHABARA” es la zona conocida como la ciudad de la electrónica (Electric Town) y nuestro hotel se sitúa a un paso, por lo que disfrutamos los últimos momentos del día investigando la ingente cantidad de tiendas con artículos electrónicos, ordenadores, dvd, equipos de fotografía y mil y un componentes con los que los expertos se frotarían las manos. Conviven con estas tiendas otras dedicadas a la cultura de la animación japonesa, mezclando en estrechos locales figuras manga, videojuegos, libros de anime e incluso algún que otro expositor dedicado a “StarWars”. La verdad es que al no ser tan aficionados a la electrónica, es en estas tiendecillas donde gozamos enormemente, rodeados por todos los frentes de miles de artículos llenos de colorido y significado para los mangamaniacos, y donde la ley dicta que… o pasas tu… o paso yo! Porque no se cabe ni de lado!!!
¡Vaya hambre que da el manga…! pues a por unas deliciosas crepes de pollo teriyaky en “The Crepe Deli” ingeridas en la misma calle, sentados en una especie de vallas dobles que, separando las aceras de la zona de tráfico rodado, están diseñadas para que encajen los glúteos y sirvan de apoyo y descanso. Y mejor que la comida callejera la acabes cerca del lugar de adquisición, porque debido a la ausencia de papeleras te tocará ir con el papelillo en la manita o mochililla hasta el hotel…



DIA 3 – “GINZA, ASAKUSA y ODAIBA”


Para hoy teníamos previsto ir al mercado de Tsukiji a las 5 de la mañana pero un deseo de aumentar nuestra recuperación nos hizo cambiar el plan y esperar hasta las 7 para desayunar en el restaurante “Umejaya” que linda con el hotel y sirve sus desayunos. Habíamos leído en Internet que el desayuno es “rematadamente malo” pero me voy a permitir la licencia de contradecir estas palabras. Quizá dependa de la hora a la que bajes, pero nosotros acudíamos a primera (abren a las 7 a.m.) disponiendo de un amplio buffet donde elegir desde alimentos digamos occidentales (panecillos, tostadas, mantequilla, mermelada, café, etc.), hasta multitud de variedades de verduras, arroz, sopa, huevos cocidos o crudos (asegúrate de su estado antes de golpearlo con energía sobre la mesa!!!!), pescado o una curiosa tortilla cocinada en forma de pastel. Encantados de la vida y recargados de energía japonesa salimos a la búsqueda de nuevos distritos…
“GINZA” es una de las zonas con mayor poderío económico de Tokyo.





Su nombre se debe a que en la antigüedad existía en este área una mina de plata (“Gin” significa plata) y hoy en día un metro cuadrado se valora en 10 millones de yenes. Saliendo de la estación te encuentras directamente con los grandes edificios dedicados a las marcas más exclusivas (que suelen abrir de 11 a 19h), elegantes cafeterías, coches de alta gama, limpieza extrema y curiosidades como los carteles fijados al suelo que prohíben fumar o arrojar cosas en las aceras. Existen zonas de las calles especialmente habilitadas para fumar en torno a un cenicero donde se reúnen los necesitados de nicotina, sin poder continuar su camino hasta apurar el cuerpo del delito. Es tal el respeto entre los fumadores y no fumadores que los primeros llevan una especie de mini-bolsitos de plástico para tirar las cenizas sin derramarlas y llevárselas hasta un punto adecuado. Nos pareció interesante el sistema de carga / descarga de muchos camiones abriéndose totalmente por el lateral facilitando estas operaciones. Mención especial merecen también los semáforos, ya que en lugar de colocar uno en cada paso de peatones los sitúan aprovechando varias intersecciones, por lo que puede que para cruzar tengas que dirigir la mirada a lo alto y varios metros más allá de tu destino. De esta manera se ahorran muchos estructuras y se gana espacio y sobra decir que en Japón si un semáforo esta en rojo ¡jamás alguien cruzará!… ni se lo planteará… ni lo pensará… ni se le pasará por la cabeza… es como si una leyenda urbana contase que los japoneses que cruzan en rojo se volatilizan!! Podemos confirmar que esto sucede incluso a las cinco de la mañana sin tráfico y en calles de estupenda visibilidad. Si está en rojo ¿Por qué vamos a cruzar? ¿Lógico verdad?...





Llegamos a “KABUKI-ZA”, uno de los teatros Kabuki más importantes con dos representaciones diarias y una elaborada fachada que contrasta con la zona de Ginza. A su lado se puede degustar la especialidad de la pastelería “Ginza Bunmeido”, un bollo parecido al Donuts pero elaborado a base de finas capas de bizcocho… y como a pesar de lo excelente de su textura genera una cierta sensación de sed… volvimos a probar suerte con unas coloridas latas: “Chu-hi Kirin” con el dibujo de un limón y “Takara” con unas cerezas sugerentes. De sabor curioso, ligeramente carbonatadas, gusto intenso, seguiremos intentándolo…
En metro destino “ASAKUSA”, una de las zonas más tradicionales, coloristas y turísticas de Tokyo. Según te acercas descubres en las fachadas de los edificios y casas figuras de samuráis, geishas y otros personajes hasta acceder al “Kaminarimon” (Puerta del Trueno) custodiada por las estatuas de los dioses del Trueno (Raijin) y el Viento (Fujin).




Atravesándolo te internas en la animada calle “Nakamise Doriabarrotada por puestecillos con las más diversas variedades culinarias, recuerdos, yukatas, figurillas, ropa para perros y mucho más. Si logras controlar la increíble tentación de curiosear alcanzas la puerta principal del templo llamada “Puerta del Tesoro” (Hozomon) junto a una Pagoda (Goju-no To) de 64 metros de altura y frente al edificio principal del Templo de “SENSOJI”, finalizado el año 645, que guarda una nunca mostrada en público imagen de Kannon, diosa budista de la misericordia. En toda la zona se respira ambiente de devoción sobre todo junto al gran incensario (O-koro), donde las gentes atraen con sus manos el humo que cura a los enfermos y fortalece a los débiles, y junto a las estatuas a las que acarician cabeza y pies.
Recorremos un precioso jardincillo para salir a la búsqueda del museo tradicional de “Edo Shitamachi” donde ampliaremos nuestra colección de sellos en la Lonely.

Más galerías comerciales, bicicletas perfectamente ordenadas, una estatua de un samurai llena de dinamismo y hora de comer… Nos atrapan las recreaciones de cera de los platos de un restaurante y comemos un económico, suculento, delicioso, esperado, necesitado, agradecido y abundante menú… ¡Que rico! Ramen, arroz con huevo pochado y carne picante, empanadillas (Gyoza) y te. Regresamos pasando de nuevo por la calle Nakamise y aprovechando para tomar de postre unas galletitas blanditas y rellenas que se hacen a la vista mediante una curiosa máquina que automatiza todo el proceso desde su elaboración hasta el envasado.
Dirección al río “Sumida” desde donde se puede ver edificio “Kirin” (una de las marcas de bebidas más conocida en Japón) con su “Cagarro” encima… así llaman los turistas a la construcción que simboliza realmente la no muy afortunada espuma de una cerveza. Nuestra intención era coger allí el autobús acuático que nos llevaría a “ODAIBA” pero casualmente ese día no funcionaba ninguno de los cruceros debido a unas obras del muelle… ¡pues otra vez será! Vamos a la estación de “Shimbashi” a coger el tren de la línea “Yurikamome” que nos lleva allí de una manera no menos deseable, ya que se trata de un tren sin conductor, sobre-elevado y con ruedas, que cruza el rió y permite ver el Edificio de la Fuji TV, una de las mayores norias del mundo (115 metros) y numerosos centros comerciales. Además conseguimos sentarnos en primera fila y sentir las sensaciones ampliadas como si fuéramos improvisados conductores hasta la estación de “Aomi”. Anocheció mientras recorríamos el centro comercial “Venus Fort” y lo digo textualmente porque se caracteriza por estar ambientado como parte de una antigua ciudad del sur de Europa y los techos están pintados como un azul cielo salpicado de blancas nubes… hasta que al anochecer los tonos se vuelven rosáceos como los atardeceres.
Es una delicia recorrerlo, como también fue entrar en una exposición con réplicas de increíbles coches en dioramas que resaltaban sus formas, aparcados en calles de una Italia tradicional con ropas tendidas en las ventanas, garajes sacados de películas de superhéroes y una extensa colección de objetos y piezas para los amantes del coleccionismo automovilístico.
No hay que perderse el paseo marítimo cerca de Odiaba-Kaihinkoen desde donde la noche te ofrece unas espectaculares vistas del Puente Rainbow iluminado. Nos acercamos a la réplica de la Estatua de la Libertad y nos regaló una visión de fondo de pantalla trucado con ella en primer plano, el puente detrás y al fondo la Tokyo Tower a modo de torre Eiffel.



De regreso entramos en un supermercado y comprobamos que es cierto que acudiendo a última hora rebajan los precios de las bandejas de alimentos perecederos que hacen diariamente. Compramos un par de completas bandejas para cenar en el hotel (sushi, empanadillas, tortilla, arroz, etc.) y al metro. Con el poco tiempo que llevamos en Tokyo y ya estamos adquiriendo algunas de sus costumbres como… dormitar en el metro!!! Es increíble la capacidad de los japoneses para entrar en el vagón del metro y adoptando una de las dos posiciones existentes (sentado o en pie) automáticamente, entre el primer y el tercer segundo desde que se cierran las puertas, su cabeza se relaja bruscamente cayendo al frente o hacia atrás… Pero lo curioso es que en la estación exacta que deben bajar reciben una señal interna que les saca del trance y salen tranquilamente…
Meditando las posibles causas de este fenómeno hemos descubierto que puede ser debido en parte a que la calefacción se sitúa bajo los asientos y sale por unas rejillas hacia los pies... ¿quizás la mezcla de pies y culillo caliente induce al sueño? Pero ¿la gente en pie?...



DIA 4 - “NIKKO”

El día anterior, aprovechando que pasamos por Asakusa, nos acercamos a la oficina (en uno de los laterales de la estación) en la que se puede adquirir el llamado “World Heritage Pass” para visitar Nikko. Se trata de un interesante pase, válido para dos días, que por 3600 yen incluye: el viaje en el tren “Tobu Railway” desde Asakusa hasta Nikko, los autobuses “Tobu” que unen las zonas turísticas y la entrada combinada a tres de los Templos (Toshogu, Futarasan y Rinnoji), además de descuentos en determinados comercios.
Como no podíamos desayunar en el hotel habíamos comprado una especie de zumo-gel, que encuentras en todas partes, consistentes en unas pequeñas bolsitas con un chupadorcillo por donde absorbes un delicioso puré con los más variados ingredientes. Nutritivos, económicos y muy ricos, en este caso tocó de plátano y multifrutas. Metro hasta Asakusa, tren rápido a las 7:10 y llegada a Nikko a las 9:15. En la estación todo esta muy bien señalizado y no es difícil orientarse, sin embargo los japoneses en su lógica de simplificar al máximo las cosas tienen métodos increíbles de ayuda al viajero. Me refiero concretamente al momento en el que preguntamos a un caballero de la estación por el andén correcto y en un instante levantó una “maqueta” de papel con el andén señalado y un trenecillo con los dos primeros vagones de color más intenso. En segundos y sin mediar palabra entendimos el lugar y los vagones donde debíamos acomodarnos, y es así porque los dos primeros van directos hacia Nikko, mientras que los otros se separan en “Shimo-imaichi”. Hicimos un poco de tiempo y después de que limpiaran el tren minuciosamente subimos a un vagón que recuerda los antiguos trenes con sabor a mil historias humanas y olor a muchos kilómetros de experiencias. Casi vacío, el trayecto se nos hizo corto dando validez a la máxima viajera de que lo importante no es el destino sino el propio viaje…














Durante el camino nevaba y pasamos de los paisajes urbanos a los campos y bosques nevados… Que extraño placer produce ver los templos bajo un manto blanco, como si de esta manera estuviese más cerca de nosotros ese escenario de otras épocas pasadas. Al llegar dispones de un punto de información turística que usamos después de comprar un miniparaguas para evadir la lluvia… aunque no hubiese sido suficiente si nos cae encima un alud de nieve como los frecuentes desprendimientos de grandes bloques cayendo de los tejados. Nos atendieron estupendamente en un perfecto ingles y aportándonos el ansiado planillo con las preciadas indicaciones a bolígrafo. Tobu bus 2C frente a la estación y directos a la parada “Shodo-Shoninzo-Mae” para comenzar nuestra ruta de los templos, dejando en este momento ya constancia del gran atractivo que tiene caminar por las zonas boscosas a la búsqueda de estas construcciones.
· Templo de “RINNO-JI“ donde destaca la Sala de los tres budas, los mayores de Japón construidos en madera (8metros).
· A través de un imponente Tori de piedra accedemos al Templo “TOSHOGU” y admiramos una pagoda de 34 metros, originaria de 1650 y reconstruida en 1880.



Según la Lonely no tiene cimientos y alberga en su interior un mástil que se balancea como un péndulo manteniendo el equilibrio en caso de terremoto. Se llega al santuario principal y merece la pena ver las curiosas representaciones de elefantes, esculpidas por un artista que nunca había visto uno… ¡Atención! Otra raya en la lista de cosas que todo viajero debe ver en Japón: los tres monos sabios. Forman parte de la decoración exterior de un establo, se considera tesoro nacional de Japón y son famosos por mostrar los tres principios del budismo Tendai: “No escuches ningún mal, no hables ningún mal y no veas ningún mal”. Se dice que su origen está en que la palabra “Saru” significa mono y también es un adverbio que produce la negación del significado de la raíz a la que se asocia. Las palabras “mizaru”, kikazaru” e “iwazaru” significan “no ve”, “no oye” y “no habla”.
Continuando con nuestra visita nos unimos a un grupillo de ordenados turistas asiáticos de uniformes paraguas rojos y entramos en la Sala “Honji-do” conocida porque adorna su techo con la pintura del “Nakiryu” (Dragón plañidero). Aprovechamos las explicaciones al grupo de turistas para presenciar la demostración que los monjes hacen de las propiedades acústicas de la sala golpeando fuertemente dos palos entre si. Según la tradición el dragón ruge si los palos se golpean bajo sus fauces, pero no lo hace si se chocan en cualquier otro lugar. Nos separamos del grupo y vislumbramos la “Yomei-mon” (puerta del crepúsculo) de la que dicen que se colocó una columna al revés para no despertar la envidia de los dioses por su perfección. En este tipo de construcciones se notan grandes diferencias respecto a los templos visitados en “Kamakura”. Allí todo era más sobrio y recatado mientras que Nikko gusta de los colores, artificios, dorados y contrastes.
Atravesando una puerta se encuentra un camino de piedra rodeado de altos cedros que desemboca en unas escaleras para acceder a la tumba de “Ieyasu”.


· Un ancho camino, en nuestro caso encharcado por la nieve derretida, conduce al Templo de “FUTARASAN-JINJA“, perfectamente integrado en el bosque. En casi absoluta soledad, recorremos sus construcciones sintiéndonos nuevamente parte integrante de un tiempo pasado.

· El Templo de “TAIYUIN” (Mausoleo de Tokugawa Iemitsu) data de 1653 y su puerta de entrada (Niomon) la custodian dos guerreros “Nio” de roja piel y fiero gesto. A nuestro entender es quizás una de las zonas más interesantes de ver y experimentar, porque vas descubriendo a través de escalinatas y puertas una secuencia de sinfonías de colores y decoraciones mezcladas con la sobriedad de la naturaleza y adornadas con múltiples linternas de blancas cabezas donadas por los señores feudales. ¡Precioso!

Finalizamos la ruta de los templos con un par de sobrecillos de la suerte en nuestra mochila y nos aventuramos a explorar un camino que ascendía por la montaña, pero se trataba de una ruta de bastante duración, por lo que decidimos ir hacia el sur (es muy útil disponer de una pequeña brújula para orientar los mapas) y conectar con la carretera que nos llevaría hasta el sagrado puente rojo o PUENTE SHINKYO de 28 metros de largo. El original databa de 1636 pero una inundación lo destruyó y el actual es una reconstrucción de 1907 que tiene prohibido el tránsito aunque se puede acceder comprando una entrada.




Cruzamos el río “Daiya” y como va siendo hora de reponer fuerzas comienza la búsqueda de un pequeño restaurante muy recomendado por los viajeros, el “Hippari Dako”. Situado en el margen derecho de la carretera que desciende a la estación de Nikko, no es difícil de encontrar si vas atento, pero realmente es un pequeño local de madera cubierto con carteles dando la bienvenida a los vegetarianos y anunciando un menú en español. Intrigados por lo oculto de su interior nos quedamos leyendo su fachada y unas amables chicas salieron a buscarnos al ver nuestros pies desde dentro. Dejamos el paraguas y los abrigos y nos sentamos en una de las tres mesas que tienen, rodeados de miles de papelillos achinchetados en las paredes con frases de agradecimiento de los viajeros, billetes de todas partes del mundo, tarjetas, etc. Elegimos unos enormes platos rectangulares con arroz, Tsukune (albóndigas de pollo) con salsa teriyaki y yakitoba (tallarines salteados), todo por 1700 yen. El té va incluido y la amabilidad y ambiente viajero que se respira allí… también. ¡Buenísimo! Tan rico que es una de las comidas que encabezan nuestro ranking de comidas viajeras….!!!


Aprovechamos la sobremesa para decidir el plan del resto del día, porque aunque teníamos planeado acercarnos a la zona del Lago Chuzenji y las Cataratas Kegon, el clima no acompañaba y no nos lo recomendaron. Como quedaba tiempo hasta el tren de vuelta, preguntamos la situación del “Abismo de KANMANGAFUCHI” y nos indicaron que siguiéramos el río durante 20 minutos… Seguir el río no es tan fácil como parece, por lo que poco a poco vamos caminando entre casitas con escasos habitantes y sin darnos cuenta nos metemos en un cementerio plagado de figurillas vestidas. Una preguntilla más y por fin la senda correcta hasta llegar al Abismo donde te encuentras en un camino que bordeando el río, une el final del bosque con la senda mediante innumerables estatuas de piedra o Jizos, ataviadas con gorros y baberos rojos. En teoría son unos 70 pero las leyendas cuentan que estos protectores de niños, mujeres y viajeros son incontables, porque unos aparecen de la nada y otros desaparecen sin motivo. Siendo un lugar sencillo es curioso cómo genera sensaciones tan fuertes el encontrarse en la más absoluta soledad, rodeados de leyenda, protección y antiguas costumbres, añadiendo el maravilloso paisaje del lecho nevado del río, junto a zonas de reposo en forma de pagodas. Merece la pena…














Volvemos hacia el puente “Shinkyo” para cruzar de nuevo y dirigirnos caminando hacia la no muy lejana Estación de Tobu Nikko. De camino puedes ver tiendecillas de artesanía, recuerdos, comida, etc. y si de vez en cuando echas la vista atrás podrás admirar el marco de las montañas nevadas. Cogemos el tren de las 16:58 y llegamos a Tokyo a las 19:35. El día ha sido intenso por lo que decidimos aprovechar la cena que nos regala el hotel en el “Umejaya”: Arroz, carne, tempura de verduras y mini-blanditas-bolillas flotantes en una especie de sopa… ¡Rico!


DIA 5 –“TSUKIJI, UENO, YANAKA, PALACIO IMPERIAL, IKEBUKURO”

4:30 a.m. – nos levantamos tempranito porque hoy toca ir al Mercado de “TSUKIJI” (recomendamos informarse de sus días de cierre para no madrugar en balde). Desayuno con batidos y geles de frutas comprados ayer y directos al metro que suele abrir a las 5 más o menos. Las calles solitarias al igual que la estación no presagian el ambiente que estamos a punto de vivir en el mayor mercado de pescado del mundo, donde más de 400 especies de peces, mariscos, cefalópodos, etc. integran un intercambio diario que supera las 2000 toneladas valoradas en unos 28 millones de dólares. Desde la estación de metro no es difícil llegar, y menos si sigues a las personas que visten con botas de pescadero… pero una vez allí y aunque te recomiendan todo recto al fondo… ¡no esta tan claro! Suerte que un señor nos condujo por las calles indicándonos el lugar exacto de celebración del espectáculo más interesante a nivel turístico: la subasta de los atunes.
Pudimos ver la de los atunes congelados, siendo gracioso observar lo rápido que se entienden con gestos y gritos y cómo inspeccionan detenidamente el material con linternas para comprobar su calidad. Existe una puerta específica para turistas y hay un control permanente por parte de operarios que ofrecen folletos explicativos de lo que se debe o no hacer. El horario del área es de 5 a 6:15 a.m. Desde allí y tras sortear el constante tráfico de carritos porteadores, puedes dar una vuelta por los puestos de venta y encontrar todo tipo de bichos marinos, como unos mejillones más grandes que la mano.




En el exterior del recinto continúan abundando las tiendas y comercios de especialidades del mar y aunque recomiendan desayunar pescado crudo no somos muy partidarios de este plato, por lo que… volvimos al hotel a desayunar abundantemente: arroz, ensalada, tortilla, alubias, ensaladilla, tostadas con quesito, huevos, mandarina y café con bollito.
Bien alimentados y animados por el esplendido sol que ilumina el cielo nos disponemos a recorrer “Ueno”. Avistamos entre las calles el primer templo que destaca por los contrastes del negro pizarra, el oro ornamental y el azul del cielo. Se rodea de varios cerezos en flor, abundantes tablillas con deseos y coloridas garzas de origami.

















Las tablillas que encontramos en multitud de templos se denominan “Ema” (significa dibujo de caballo) y suelen ser de igual tamaño, decoradas por un lado y con las peticiones escritas por el otro. Antiguamente se ofrecían caballos a los dioses de los santuarios shintoístas, hasta que los monjes cambiaron esa costumbre para evitar el elevado coste de mantener tantos animales… y de ahí surgieron las “Ema”. Se cuelgan a la salida del monasterio para que el espíritu que lo habita pueda leerlos y en su decoración se pueden ver entre otras cosas dibujos de caballos, motivos religiosos shintoístas o el animal del horóscopo oriental de ese año. También es común encontrar como ofrenda preciosas tiras de vivos colores compuestas por miles de pequeñas garzas de origami (arte del plegado de papel) unidas entre si.
Cruzamos el estanque con sus llamativas barquitas en forma de cisne y llegamos al Santuario de “BENZAITEN” por el que ya habíamos pasado el día de nuestra llegada. Entramos en el Parque de Ueno y divisamos la estatua del famoso samurai “Saigo Takamori” acompañado por su perro. Continuamos con el Santuario “TOSHOGU” y el Templo de “KANEIJI” para salir del parque hacia el norte y sin darnos cuenta sentirnos rodeados de millares de tumbas en el Cementerio de “YANAKA”. Es curioso pero no existe delimitación física para el cementerio, de manera que según caminas te sumerges en los 100.000 metros cuadrados y 7000 tumbas que componen este lugar. Lo que no sabemos es si alguien ha contado la cantidad de cuervos que viven por allí… ¡increíble! Caminar por la zona repleta de difuntos extrañamente no produce ninguna sensación negativa sino calma, tranquilidad y curiosidad por ver las distintas esculturas que adornan las tumbas. Al margen del cementerio, Yanaka es uno de los barrios históricos más importantes de Tokyo.




Data del periodo Edo (1603-1867) y conserva un encanto de estilo tradicional con estrechas callejuelas, multitud de templos, pequeños comercios y grandes contrastes (me encantó la visión de una casita de madera de aspecto frágil con una flamante e impecable Harley aparcada en su puerta). Es imperativo recorrer “Yanaka Ginza Street”, una de las callecitas más comerciales del entorno, con aire de barrio tradicional y vida cotidiana. Entramos en una tienda y compramos bebidas de café (ligeramente fuerte la mía) que nos cargaron de energía para dirigirnos al metro y llegar a las puertas del “PALACIO IMPERIAL” (Portón Ote-mon). Se sitúa sobre el antiguo castillo Edo y es la residencia de la familia imperial japonesa, por lo que determinadas zonas están vetadas al público. Las puertas de acceso impresionan por su tamaño y robustez al igual que los muros y fosos de defensa. Es muy fácil dejar volar la imaginación e intentar trazar planes de asalto a esta fortaleza en otras épocas… no creo ni que lo consiguiese el Tom Cruise de Misión Imposible!!! Dentro nos deleitamos con las amplias explanadas y cuidadas construcciones, así como con el espectáculo visual que suponen los cerezos en flor. En Japón tienen una grandísima afición a fotografiar estos árboles allá donde se encuentren. Puedes observar señores y señoras de avanzada edad transportando exagerados equipos fotográficos con trípodes e increíbles teleobjetivos, y quedarse embelesados buscando esa instantánea que inmortalice la belleza de la flor viva del cerezo.






Saliendo del recinto del Palacio por el portón “Hirakawa-mon”, en el parque de “Kitanomaru” descubrimos sin buscarlo el “NIPPON BUDOKON” construido para albergar la competición de Judo en los juegos Olímpicos de Tokyo de 1964. Se trata de un precioso estadio con capacidad para más de 14000 espectadores y dedicado mayoritariamente a la práctica marcial… de tal manera que tuvimos que colarnos en su interior y ante la pasividad de sus ocupantes abrimos una puerta y… ¡menuda impresión! Celebraban una competición de “Kendo” (el camino de la espada) donde los combatientes usan espadas de bambú y armaduras.
Acercándonos al Santuario “YASUKUNI” nos detenemos en un mercadillo para comprar unas bonitas colecciones de sellos que teníamos como encargo desde España. YASUKUNI significa “santuario de un pueblo pacífico” y en él se llevan a cabo rituales shintoístas para albergar los espíritus de los soldados japoneses y coloniales (coreanos y taiwaneses) caídos en las guerras. Atravesamos un par de Toris, entre ellos el más grande de Japón construido en bronce (1887), y accedemos al templo en el que se celebra una exposición de arte floral y donde destaca una pequeña zona lateral con gran vegetación, estructuras de madera, bambú y toris de piedra. ¡Hambre! Casualmente hay un puestecillo donde cocinan a la vista una indescriptible receta con tantos ingredientes que es difícil identificarlos. En una enorme plancha depositan verduras y a su lado huevos, añaden sobre las verduras una especie de queso y lo apelmazan, lo meten en un recipiente, ponen el huevo sobre ello y aderezan con salsas al gusto. Cierran la especie de tupper con una goma y listo para llevar…Por 500 yen cada uno tenemos una deliciosa comida y justo en frente unas terrazas donde comer repletas de máquinas de bebidas como las de naranja o manzana con las que acompañamos el menú. ¿Alguien dijo que era caro comer en Japón? Buenísimo a la vez que contundente.
Vamos al noroeste de la ciudad a la estación de “IKEBUKURO” y dedicamos el resto de la tarde a recorrer galerías comerciales y animadas calles. Dos de los grandes almacenes más conocidos son el TOBU y el SEIBU, que conectan con la estación de metro directamente e incluso entre ellos, de manera que paseas y te cambias de uno a otro o sales a los andenes. Con una disposición exquisita nos encantó ver pastelerías de lujo, zonas de alimentación con atractivas exposiciones, ropa de marca, tiendas de música, dvd, etc, aunque preferimos el bullicio y el encanto de las callejuelas comerciales sin menospreciar en absoluto este tipo de centros. Por ello acabamos el día en “AKIHABARA” entre carteles luminosos, cachivaches electrónicos y fachadas de edificios con forma de móvil…





DIA 6 – “HARAJUKU, YOYOGI, SHIBUYA, YOKOHAMA CHINATOWN”

Desayuno y directos a la estación de “HARAJUKU”. Es domingo y por ello el día ideal para recorrer esta zona, porque podremos ver el Parque Yoyogi en todo su esplendor e intentar localizar algunos “Cosplayers”. La estación es una preciosidad pareciendo una construcción sacada de los cuentos nórdicos y nos sitúa directamente al lado del puente “Jingu-bashi” junto al que comienza el camino al Santuario “MEIJI JINGU”. El tramo de acceso es un bello y ancho paseo arbolado donde la gente camina con tranquilidad y sosiego hasta cruzar el tori de madera más grande de Japón. Mide 12 metros de ancho y esta hecho con madera de ciprés. Ya en el interior del recinto del templo podemos ver varias bodas con sus tradicionales y vistosos atuendos, y en cuanto al Santuario, simplemente decir que es uno de los más cuidados y bonitos de los que hemos visitado en Tokyo. Grandes espacios, preciosas construcciones y un día espléndido nos hicieron tener ganas de ver más naturaleza, por lo que entramos al “Jardín Imperial” (1000 yen). Es uno de los jardines más caros y promete más de lo que da, por lo menos en esta época donde no hay demasiadas flores y se asemeja a un parque… no al concepto de jardín al que estamos acostumbrados… había que intentarlo… pero no lo recomendamos.

















Entramos al Parque “YOYOGI” y después de tomar en una terracita un par de helados con un bollo (340 yen) paseamos a la búsqueda de toda esa fauna que las guías prometen. La verdad es que quizá por la temprana hora, no existía demasiado movimiento, pero pasear era bastante agradable hasta que oímos música en la lejanía.
La seguimos cruzando la carretera por un puente sobreelevado con sus pilares grafiteados con coloridos dibujos de dragones y kanjis. En el Auditorio de la NHK se celebraba una especie de festival donde grupos de jóvenes con vistosos atuendos cantaban y bailaban coreografías al son de músicas cercanas a lo moderno y a la tradición. Estuvimos un rato observando el espectáculo y los preciosos kimonos de algunas espectadoras, para volver después al parque y comenzar a ver las curiosidades que sólo allí podrás encontrar:
· A determinadas personas les agrada ser fotografiadas… y hay gente amante de la fotografía y los retratos… pues ¿por qué no reunirse y disfrutar todos? Algunas señoritas perfectamente arregladas para la ocasión señalizan con una bandera amarilla el lugar donde se encuentran y los fotógrafos acuden para hacer turnos entre ellos e inmortalizarla. Ordenados y armados de cámaras y demás complementos, van disparando y pasando una estupenda mañana… ¿A quien hacen daño?
· Que te gustan los perros… pues a la enorme zona vallada para perros. Sorprenden varias cosas:

1. Lo cuidados que van los canes incluso con ropitas adaptadas a su personalidad (tochines de camuflaje mimeta, perrillos con vaqueros y cazadora, etc.)

2. El amor que profesan los dueños por sus animales y por los de los demás, jugando y mimando a unos y a otros por igual.

3. Lo cuidadosos y limpios que son los humanos respecto a los desechos de sus acompañantes, incluso llevando trapitos para ir limpiándoles las babillas colgantes…

4. ¡No se oyen ladridos! Eso debe ser un tema paranormal, porque no escuchas peleas entre los perros, ni ladridos, ni voces, ni nada… todo es tranquilidad y saber estar… tanto que nos quedamos un buen rato viéndoles retozar y disfrutar…

5. ¡No hay excusa para no sacar a pasear al bicho! Vimos un perrillo vestidito y sin patitas traseras al que le habían adaptado unas ruedecillas en su parte posterior… y el perro ¡tan pancho paseando!

· Si te atraen las artes marciales… pues ¡A practicar! Gente entrenando con palos o espadas, otros dándose leñazos domingueros ataviados de kickboxers, etc.
· Si os apasiona el teatro o la poesía… si, si, tenéis una zona con actores recitando textos en improvisadas obras mientras otros hacen las veces de directores. Poetas liberando sus palabras junto a entusiastas que las absorben...
· Si disfrutas bailando “Country” o a lo mejor te consideras “rockabilly” de macro-tupe engominado, gafas de sol enormes, ropa negra y habilidad para el canto y el baile… ¡Que si! ¡También!
· Si te emocionas con el florecer de los cerezos… llévate la mantita de campo con la merienda y exprime la vida a tope bajo uno de ellos…
· Si lo que te motiva es el manga, anime, videojuegos… ¡apúntate al “Cosplay”! En el puente de “JINGU-BASHI” se da este fenómeno cuyo nombre según la wikipedia proviene del inglés “costume play” (juego de disfraces) y consiste en disfrazarse de personajes de manga, anime, películas, etc. e interpretarlos lo mejor posible. Sus aficionados se llaman “cosplayers” y es muy curioso pasear entre ellos como si no pasase nada y de pronto, si les pides una foto, actúa en su interior un resorte que en milésimas de segundo les transforma en el personaje elegido e interpretado a la perfección en cuanto a gestos, movimientos y espíritu… ¿A quien molestan? También conviven con esta tribu y por la zona las llamadas “Gothic Lolitas” vestidas como muñecas de porcelana de época victoriana convenientemente modernizadas…





Junto a la estación se hallan un par de tiendas de deportes de montaña y aventuras que no se deben perder los amantes de la naturaleza y cerca de allí comienza la bulliciosa, estrecha y concurrida calle comercial “Takesshita Dori”. En apenas 400 metros concentra todo tipo de comercios de ropa, zapatos, regalos, anime, restaurantes, puestos de comida, etc., etc. Es una de las áreas comerciales que más nos ha gustado por su increíble ambiente y sabrosas crepes dulces callejeras repletas de helado, tarta de manzana, plátano…
Al finalizar esta calle y dirigiéndote hacia el sur enlazas con “Omotesando”, conocida como los Campos Elíseos de Tokyo y que en su kilómetro de largo contiene lo más exclusivo en tiendas de moda, diseño y restauración. Desde los puentes elevados puedes ver su magnitud y los cochecillos que pasan por sus dos sentidos de tres carriles cada uno. Y digo cochecillos por verlos desde la distancia, porque menudo desfile de vehículos de alta gama, descapotables, todoterreno, familiares… pero con una cosa en común: ¡impecablemente limpios! Yo no se si el agua de la lluvia de Japón contiene jabón y enjuagado automático, pero es dificilísimo ver un coche destartalado o mal cuidado. Y eso es aplicable a las motos que, ya se trate de clásicos restaurados o prototipos futuristas, todas dan ganas de ponerlas en una exposición… o de tirarse encima del piloto y dar un vueltecilla por ejemplo a lomos de una impresionante Ducati Sport 1000 Monoposto con alforjas de cuero…
Para los amantes de los juguetes existe un lugar llamado “KIDDY LAND” que no deben perderse… o al revés… deben perderse en su montón de plantas con diferentes temáticas y un punto común: la diversión infantil y no tan infantil… ¿Sabéis lo que es ver las tiendas oficiales de ROXY y QUICKSILVER junto a un pequeño templo? Nosotros si… ¡Contrastes!





Caminando hacia “SHIBUYA” nos detenemos para tomar una merienda-cena en un local con buena pinta… pero al entrar nos damos cuenta de que tienes que acercarte a una máquina donde realizar el pedido, abonarlo y esperar sentado a que te lo sirvan… con el inconveniente de que la máquina no tiene fotos de los platos y sólo los indica con texto. Unos segundos después de intentar buscar las semejanzas de los simbolillos con los de los platos y casi a punto de desistir, se acercó una de las camareras y nos ayudó a elegir los alimentos que ingeriríamos en esas típicas barras donde comes mirando directamente a la cocina y zona de trabajo. ¡Riquísimo el arroz con carne y verduras!
Sin darnos cuenta al salir ya ha anochecido y se aprecia en todo su esplendor el famoso “Cruce de Shibuya” plagado de luces, gigantescas pantallas de televisión en las fachadas de los edificios y gente… ¡mucha gente! Es divertido esperar a que se abran los semáforos y ver a los viandantes cruzando en todos los sentidos y acelerando sus pasitos cuando se les acaba el tiempo para decidir a que acera dirigirse. Es fácil imaginar pequeños ejércitos esperando la señal del general para comenzar su ataque como ordenados cuerpos de infantería… los seres que se cruzan con habilidad continúan sus caminos sin ser conscientes de que lo que para ellos era un día más en este cruce… para nosotros es un nuevo tachón! Quiero aclarar que el bullicio, la multitud, el ambiente y la gran cantidad de gente no nos sorprendió más que cualquier fin de semana al caer la noche en la Gran Vía de Madrid, aunque nos sentíamos mucho más seguros... Nos metemos en la concurrida estación de Shibuya para coger el tren rápido de la línea “Minato Mirai” (y de milagro que no nos montamos en otro… gracias de nuevo a una pregunta de confirmación a un amable caballero) que en poco más de media hora nos deja en la estación de “Motomachi-Chukagai” de “YOKOHAMA”. Esta ciudad al sur de Tokyo es la capital de la prefectura de Kanagawa y la segunda más grande de Japón con una población que supera los tres millones de personas. Su crecimiento se produjo sobre todo a partir de 1859 cuando su puerto se abrió al comercio exterior. Elegimos esta parada por ser la más cercana a “CHINATOWN”, la ciudad china más grande de Japón, delimitada por cuatro ornamentales puertas que presagian esa vida de colores, luces, olores, puestos de comida, dragones, comercios y orden… no caos. Y digo esto, porque hemos tenido la suerte de viajar a China y lo que realmente falta en Chinatown es ese puntito de desconcierto y bullicio descontrolado que se respira en las calles de ese país… No obstante merece la pena pasear por la zona y mejor si ha caído la luz y se han despertado sus focos, porque es precioso y espectacular ver la iluminación de sus puertas o la del Templo de “Kanteibyo” (Guandimiao en Mandarín) dedicado a Kanu. En un corto camino hacia el mar accedimos al Parque de “Yamashita” y su paseo marítimo desde donde se obtienen espectaculares vistas del área de “Minato Mirai” con sus grandiosos edificios y la Ferris Wheel (noria).





En dos paradas nos situamos en esa zona cuyo nombre se traduce como “puerto del futuro” y como ya eran las 21 horas dimos una vuelta de reconocimiento y tras regresar a Tokyo cenamos en Akihabara en el restaurante “Sukiya” (abierto la 24h). Este sitio lo recomendamos por tener una carta amplia (y en ingles si lo pides), por no cerrar jamás y porque la comida aparte de económica (dos personas 1000 yen) es buenísima, sobre todo el plato de arroz cocido con carne, salsa picantilla y huevo escalfado. Aprovecho aquí para contar una curiosidad más… y es que las puertas de la mayoría de los locales comerciales o de restauración son automáticas pero no se abren cuando te acercas como la mayoría de las que encuentras en España, sino que basta con que des un pequeño toque sobre un botón (como en muchos metros de Madrid por ejemplo) y se abre evitando que cada vez que pasa alguien cerca, su apertura produzca pérdida de climatización, etc.



DIA 7 – “MERCADO de AMEYOKO, SHIODOME, ROPPONGI, AKIHABARA”

Amanece chispeando, cogemos nuestro miniparaguas y vamos caminando a la zona sur del parque de Ueno (entre las estaciones de Ueno y Ueno–Okachimachi) donde bajo las vías del tren se encuentra el “Mercado de Ameyoko”. Su nombre deriva de “Ameya Yoko” que significa el callejón de los vendedores de dulces, con motivo de las manzanas dulces cubiertas de jarabe de azúcar que se vendía allí durante la posguerra. La lluvia no impide que la actividad comercial continúe y puedes encontrar puestos de comida, ropa, zapaterías, electrodomésticos, cosmética, etc. Cogemos el metro hasta la estación de “Shimbashi” en la zona de “SHIODOME” para comenzar visitando el “Jardín de hama-rikyu” (300 yen). Se trata de 250 hectáreas de terrenos ganados al mar donde impera la sencillez y en nuestro caso la soledad, que contrasta enormemente con la visión de los gigantescos edificios que lo rodean. Podríamos destacar el estanque de “Shioiri-no-ike” cuya agua es salada y se extrae de la bahía mediante un sistema de exclusas.






En el estanque y conectado con un bello puente de madera (118 metros) está la isla de “Nakajima-no-ochaya” donde el que lo desee puede acercarse a la casa del Té. Merece la pena también la visión de los cerezos en flor, así como tomarse un momento de relax en una especie de merendero techado donde probamos una deliciosa bollería adquirida junto a la estación en la Boulangerie francesa “Donq”, regada con curiosas y exquisitas bebidas (café espresso y lácteo con melocotón y mango). El nublado día, lejos de incomodarnos, envolvía de una atmósfera especial aquel paraje natural donde lo bueno es perderse, buscar los miradores elevados, admirar los cerezos y fotografiarlos junto al enorme contraste del intenso amarillo de un campo de flores. A la hora de comer… o mejor dicho… cuando tuvimos hambre, entramos en “COCO ICHIBANYA Curry House”. ¿Qué comimos? ¡Arroz al curry! Pero no pienses que es tan fácil… El plato es tan sencillo como “Arroz + Curry” pero puedes elegir:
· Paso 1: Con ternera, cerdo o picadillo
· Paso 2: Cantidad de arroz (200, 300, 400, 500 o 600 gramos)
· Paso 3: Grado de picante…Suave, normal, 1, 2, 3, 4, 5, 6 a10.

Bueno… pues es en este paso 3 donde no debes equivocarte y ser consciente de que los muñequitos situados en la carta junto a cada nivel lloran y se enrojecen por algo…No sé como será el nivel 6 a 10, pero te puedo decir que el 1 me generó una serie de sensaciones gustativas ligeramente cercanas al límite de la pérdida total y definitiva del sentido del gusto!!!! Creo que estaba rico pero no lo recuerdo bien porque se me encharcó el cerebro al beber tanto líquido intentando paliar los efectos currynales en mi boca…
Del Templo de “ZOZOJI” destacamos: la grandiosa puerta de acceso “Sangedatsumon” construida en 1605; las imágenes que se encuentran en su austero interior; las interminables filas de figurillas infantiles con gesto de oración y llamativos ropajes que se hallan en una especie de cementerio de niños, acompañadas por veletas que imprimen movimiento y colorido a sus ya desaparecidas vidas; y la serie de estatuas que preceden la compacta puerta del Mausoleo de la familia “Tokugawa”.
Continuamos la ruta pasando junto a la “Tokyo Tower” finalizada en 1958, siendo la torre de acero autosoportada más alta del mundo con 333 metros, 13 más que la Torre Eiffel de Paris aunque con un 40 % menos de peso. Siguen sorprendiéndonos las gasolineras con sus surtidores colgando del techo, lo que deja mucho más espacio para los vehículos y evita el peligro de colisiones, incendios, etc.
El día va oscureciendo y llegamos a “ROPPONGI”, una de las zonas más modernas de Tokyo y en donde se encuentran sus tres edificios más altos: la Torre de Tokio (333 m), la Torre Mori (238 m) y la Torre Mid Town (248 m). ¡Menudo StarBucks Coffe!, ¡vaya tienda de Louis Vuitton!… todo aquello que quieras imaginar en marcas de alto nivel adquisitivo lo encuentras allí. Desde luego no se trata de una de las zonas de las que más disfrutamos pero merece la pena caminar por el glamour de “Roppongi Hills” e incluso dejarse caer por uno de sus aseos públicos para investigar todas las opciones que te dan sus inodoros (chorros, vaporizador, asiento calefactado, música, etc.). En su entrada y junto al acceso al metro está la Plaza “Roku-Roku” con la celebre escultura de la araña “Maman” de Louis Bourgeois.




En metro hasta “AKIHABARA”… pero aquí me gustaría hacer un inciso sobre el “Metro” de Tokyo. No voy a extenderme con su fecha de construcción ni datos numéricos… sino con la experiencia de entrar en uno de los medios de trasporte que raya casi la perfección… por detalles como estos:

· La limpieza y el cuidado es exquisito. No ves pintadas, ni basura, ni despojos. Si acaso ves unos señores que quitan con una cuchilla cualquier mínimo resto que no parezca suelo.

· La gente va a lo que va y no observas individuos mendigando, ni nadie que no respete las normas básicas de convivencia (dejan la mochila o maletín en el lugar apropiado para ello, facilitan la salida y entrada de los pasajeros, crean un orden en las esperas junto al sitio exacto donde parará el vagón, etc.)

· En determinados horarios existen vagones exclusivamente femeninos (identificables por una pegatina en las ventanillas) para impedir que la aglomeración cree la sensación de que te meten manita.

· Creo que regalan móviles por el uso del metro porque todos y cada uno de los usuarios lo llevan encima…y si no van dormidos (que es lo más probable) se dedican a escuchar música, ver videos o no se que más millones de cosas pueden hacer con ellos…

· Las paradas están perfectamente señalizadas y suelen avisar por megafonía en japonés y en inglés. Es fácil orientarse en la gran mayoría de ocasiones.

· La tarjeta PASMO facilita brutalmente los tránsitos evitando esperas, colas y elección de itinerarios.

· Y los baños… los aseos… están milagrosamente ¡¡¡limpios!!! Y te permiten experiencias casi virtuales como esa en la que al entrar en el habitáculo reservado a las deposiciones, me sobresalté en gran medida al creer que una tubería estallaba y dejaba caer una cascada de proporciones dantescas sobre mí… pero al alejarme para no morir ahogado cesó de inmediato el estruendo… Volví a intentarlo con precaución pensando que había podido ser una alucinación por el picante que todavía corría por mis venas… pero esta vez até cabos y entendí que al acercarte, automáticamente se ponen en marcha melodías como sonidos ambientales (en este caso una cascada) para enmascarar el posible concierto que se iba a orquestar en tu patio trasero…

· Es común ver en las estaciones espejos para que la gente se arregle, peine, haga muecas o simplemente se autodedique una sonrisa, ya que bajo alguno de ellos se puede leer la frase “Smile is the best make up”.
Ya en “AKIHABARA” nos enfrascamos en labores de investigación electrónica y mangamaniaca recorriendo algunos almacenes entre los que destacaría el “Yodobashi-Akiba”, con varias plantas de todo tipo de complementos electrónicos, cámaras, ordenadores, juegos, manga, anime, etc., etc.


DIA 8 – “SHINJUKU, ASAKUSA y retorno…”

Amanece nublado en nuestro último día en Japón. Decidimos ir a “SHINJUKU” y pasear por uno de los parques más grandes de Tokyo, el “Shinjuku Gyoen Nacional Garden”. Está dividido en tres grandes zonas dedicadas a tres diferentes estilos de jardines: inglés, francés y japonés. Nosotros lo consideramos como uno de los más bonitos, en especial el área de estilo japonés y en concreto la zona del Pabellón Taiwanes “Kyu-Goryo-Tei”.
Para nuestras últimas horas quedaban pendientes dos cosas: comprar algunos detalles y probar todas las especialidades culinarias con las que nos cruzásemos. Por ello volvimos a “ASAKUSA” no sin antes comprar en un pequeño comercio algunos geles de esos que tanta energía te dan: multivitamínico, proteínico, perfect plus y multifrutas… ¡Que ricoooos! Ya en Asakusa entramos en el “Mos Burguer (Japanese fine burguer and coffe)” a probar una curiosa e intrigante hamburguesa de vieiras (320 yen)… muy buenaaaa!!!! Mira que bolsita de bolas garrapiñadas de cacahuetes con chocolate…a la boquita… que sed!!!! Vaya… bolas de colores rellenas de algo (100 yen)… déme una de te verde y otra de japanese apricot… tiernas y ricas!!!! Algunas compras y de vuelta al hotel para recoger las mochilas que nos habían guardado amablemente… pero de camino… última prueba culinaria en el “Sukiya”. Pedimos un arroz que tenia buena pinta y nos lo sirvieron con un huevo al lado y un cacharrillo quita-yemas junto a él… Parece ser que hay que separar la clara o la yema y echar lo otro en el arroz… Todo para adentro y así no fallamos… Buenisimo!!!





Despedida en el Edoya y de camino a la estación de Ueno para coger el tren hasta el aeropuerto de Narita. Nos informamos y existe la posibilidad de ir en otro distinto al que usamos al llegar, y que sólo por tardar 10 minutos más cuesta 920 yen menos. Como teníamos tiempo lo cogimos a las 16:43 y después de gozar por el aeropuerto poniendo nuestros últimos sellos (por ahora) a la Lonely y viendo las tiendas (hasta que nos cerraron sin haber podido cambiar el dinero que nos sobró…) salimos hacia Paris con Air France y una exquisita puntualidad a las 21:55h. En el aeropuerto de Paris el tiempo corría más despacio porque estaba cerrada hasta la puerta de embarque de nuestro vuelo, pero a las 7:15, hora prevista despegamos hacia Madrid….







Habiendo visto sólo una pequeña parte de Japón hemos aprendido grandes cosas en Tokyo y sus alrededores. Nos vamos con la sensación de que tendremos que volver a este lugar donde el respeto entre las personas prevalece frente a cualquier circunstancia, donde nos han tratado con la amabilidad y alegría que da ver como los viajeros atraviesan medio mundo para conocerlos, donde han buscado sencillas soluciones a grandes problemas, donde se fusionan a la perfección historias de guerreros y samuráis del pasado con personajes animados del futuro, donde ha sido tan especial admirar sus paisajes como conocer a sus gentes y donde descubres que como excepción… “esta vez es tan importante el destino como el viaje…”




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Todas las fotos de este viaje aqui: Fotos Japón.

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